Mientras haya valor añadido, habrá consumo. IV Y V GAMA
Tras la desaceleración que ha supuesto la pandemia en la categoría de IV y V Gama en innovación y consumo, se recupera con más fuerza que nunca ante el atributo de ser una opción saludable, cómoda y sostenible que no tiene por qué verse frenada por la inflación y la complicada situación económica.
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El consumo se recupera
En la última década, la línea de IV y V Gama no ha cesado de crecer anualmente. Sin embargo, con la pandemia, 2021 registró un estancamiento de las ventas en volumen de frutas y hortalizas de IV Gama, con un descenso del 46,9 % con respecto a 2020, según el último Informe de Alimentación en España. Sin embargo, en 2022, el ritmo de crecimiento parece haberse recuperado. Según la consultora internacional NielsenIQ, en la primera mitad del año, el consumo de IV Gama en general ha crecido un 8,96% frente a 2021.
Muestra de ello son las cifras de balance que presentan empresas como Vicente Peris, cuyo volumen de producción de enero a septiembre de 2022 ha ascendido a 1,6 millones de kilos de fruta y verdura procesada, lo que supone un incremento de ventas de un 38% con respecto al mismo periodo del año anterior. Lo corroboran igualmente desde Primaflor: “La evolución de ventas ha sido buena desde el punto de vista del consumo”, detalla María Glover, responsable de Marketing. Es también el caso de la V Gama, donde Surinver, por ejemplo, aumentó su facturación un 8% el año pasado en su línea ‘ready to eat’.
El problema, la escalada de costes
Pero estos datos de crecimiento del consumo se ven ensombrecidos por el incremento de los costes derivado de la guerra en Ucrania, que ha afectado tanto a nivel de producción como de materiales, reduciendo los márgenes a los productores y encareciendo el producto final. Algo que se ha visto agravado a nivel legislativo con el nuevo impuesto al plástico no reciclado, que se ha transmitido a la cadena como un coste añadido. De esta forma, el temor está ahora en que esta situación de inflación afecte a los niveles de consumo próximos de la categoría de IV y V Gama, “teniendo en cuenta que de por sí son referencias de mayor precio y el consumidor se va a decantar por opciones más económicas ante el contexto de empobrecimiento actual”, tal y como sostiene Marta Jiménez, responsable de Marketing de Caña Nature.
Este tipo de soluciones contribuyen a reducir el desperdicio alimentario
Lo sostenible equilibra la balanza
En esta tesitura, la apuesta del consumidor por la sostenibilidad representa una oportunidad para la línea de IV y V Gama, que, a pesar de su precio más elevado en el lineal, tendrá de su lado a los consumidores comprometidos, que tienen en cuenta que este tipo de soluciones contribuyen a reducir el desperdicio alimentario. Ofrecen una vida más larga del producto, aprovechan frutos que no iban destinados al mercado en fresco y evitan el porcentaje de desecho habitual en el hogar al ser cantidades más ajustadas al consumo, entre otros aspectos. “Ejemplo del fomento de la economía circular de nuestra línea de V Gama es nuestro nuevo postre de calabaza, que aprovecha aquellas no aptas para su consumo en fresco por defecto visual o de calibre”, detalla Loli López, directora de Marketing de Surinver.
Buen pronóstico
A pesar de las dificultades, en general, los operadores del sector auguran un buen desarrollo de la categoría. Esperemos que los costes se vayan conteniendo y que podamos ver una recuperación del consumo dentro de unos meses”, detalla Ana San Romualdo, responsable de Comunicación de Huercasa. Así lo cree Alberto Cáncer, director comercial de Janus Fruit, la línea de V Gama de Anecoop: “El producto tiene un valor añadido más importante que el precio”, quien a su vez explica que la categoría mantendrá los niveles de crecimiento porque responde a la comodidad y las nuevas formas de consumo, además de la apuesta por una alimentación saludable, poniendo como ejemplo el Brocomole que acaban de lanzar.
De la misma forma lo corroboran desde Primaflor: “La tendencia de consumo convenience en ensaladas crecerá de forma constante cada año, ya que responde a la demanda de salud, reducir el desperdicio, unidades familiares pequeñas…”.
En definitiva, mientras haya valor añadido, habrá consumo más allá del precio.