Melón y sandía para una generación COVID
La crisis sanitaria y el propio estilo de vida de los consumidores imponen nuevas reglas en el mercado de melón y sandía, que dejan de ser productos tradicionales para convertirse en alimentos de vanguardia.
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Sabor, conveniencia y aptitud para el corte son las tres tendencias que han marcado claramente el devenir del melón y la sandía españoles en los últimos años, a las que, desde hace unos cinco, se ha sumado una cuarta: la salud. “Está siendo determinante”, afirma Juan Sastre, Crop Sales Manager de Sandía en EUMEA de BASF, a lo que Carlos Nemesio, responsable comercial del programa de sandía de Anecoop, añade que, incluso, “ha ganado peso” como driver de consumo, sobre todo en la actual situación de pandemia. Aun así, el sabor se sitúa en un merecido segundo puesto, según Nemesio, porque, “ante una situación de recesión económica importante, el consumidor exige una experiencia más satisfactoria que justifique el precio que paga por el producto y, en el caso de melón y sandía, el parámetro para medir esta satisfacción es el sabor”.
Este último es un aspecto muy conseguido en sandía y, es más, gracias a su ‘perfeccionamiento’ en la última década, se ha logrado incluso aumentar el consumo per cápita en nuestro país. Tocado techo en este sentido, el sector aboga ahora por la diferenciación, que bien podría venir de la mano de la sandía mini, cuya superficie ha crecido un 7% solo en Almería, e incluso de la mini de carne amarilla. “En 2020 vendimos más semilla de mini que en 2019 y este año más que el pasado”, afirma Víctor García, jefe de producto de cucurbitáceas de Syngenta para España y Portugal. Por su parte, Francisco Núñez, gerente de la empresa manchega Núñez García y Perico, comenta que algunos de sus clientes europeos “nos piden sandía mini y también con carne amarilla”; si bien la firma no se ha decidido aún a dar el paso en este sentido, no descarta hacerlo en un futuro no muy lejano, sobre todo si “nos la siguen demandando”.
“En recesión económica, el consumidor exige una experiencia más satisfactoria que justifique el precio que paga por el producto”
Sandía mini
El mini es también un formato que encaja a la perfección con la demanda de productos de conveniencia, más fáciles de consumir y, en su caso, incluso de guardar en la nevera de unas familias cada vez con menos miembros. Y podría resultar, incluso, atractiva para los consumidores más jóvenes, preocupados por mantener un estilo de vida healthy. Asimismo, la IV Gama supone también un modo para que los jóvenes se acerquen a este producto: “Hablamos de un consumidor al que le gusta cuidarse y que suele realizar muchas actividades fuera del hogar, de ahí la importancia de adaptar estas frutas -no solo la sandía, sino también el melón- a estos formatos más convenientes, que se integran mejor en su vida diaria”, comenta Carlos Nemesio.
El consumo de este tipo de sandía podría verse incrementado también por el auge de la venta online durante la pandemia, ya que, como explica Víctor García, “encaja muy bien para el delivery, que tendría mucho más complicado enviar a los hogares sandías de 4-5 kilos”.
“La sandía mini encaja muy bien en el delivery, que tendría más complicado enviar piezas de 4-5 kilos”
Pese a todo, sigue siendo en los mercados de exportación donde la sandía mini tiene más cabida; en España, la posibilidad de vender sandía cortada en tienda en cuartos y mitades ha desacelerado esta tendencia. Además, para los agricultores continúa siendo un producto difícil de rentabilizar. “La demanda a nivel de consumidor está cada vez más clara, pero existen unos precios que éste no está dispuesto a pagar”, lamenta Juan Sastre, para quien la solución pasa por “trabajar en variedades más productivas que cumplan con los estándares de calidad”.
La doble aptitud
Es una de las líneas estratégicas de las principales casas de semillas, que están desarrollando materiales dirigidos, indistintamente, al mercado en fresco y el mínimamente procesado. Para ello, son necesarias variedades de una excelente calidad interna -el consumidor en el supermercado va a ver el interior del melón o la sandía- y una buena postcosecha. En este sentido, Víctor García explica que “ver el interior del fruto genera confianza en el consumidor y garantiza la repetición de compra”. Por su parte, desde BASF añaden que, sea para fresco o procesado, “debemos mantener el mismo estándar de calidad”. Y es que el objetivo es no defraudar nunca al consumidor.
Impulsar el consumo de melón
Según Kantar, la comida principal del día acapara el 40% de las ocasiones de consumo de fruta fresca, una cifra que se dispara hasta el 63% en el caso del melón; es más, casi tres de cada cuatro consumidores lo ingieren durante esta comida. Por ello, desde Kantar abogan por introducirlo en nuevos momentos de consumo y apuntan al desayuno y la cena como dos ocasiones clave. “Entrar en el desayuno supone consolidar un crecimiento a futuro”, afirma Sergio Díaz, Usage Client Executive de Kantar WorldPanel, ya que este es un momento de consumo muy rutinario.
Según la consultora, desarrollar el consumo de melón en el desayuno podría suponer más de 1,5 millones de nuevas ocasiones para comerlo, lo que se traduciría en un aumento del volumen de negocio del sector del 8,6%, o lo que es lo mismo, 30 millones de euros más.
“Sea para fresco o procesado, debemos mantener el mismo estándar de calidad”
Del mismo modo, y en lo que respecta a las cenas, apenas el 5% de los consumidores ingiere melón en este momento, haciendo que el potencial de crecimiento sea aún mayor: 21% y más de 70 millones de euros en volumen de negocio. Y es que, de incorporar esta fruta a las cenas, se generarían más de 3,8 millones de nuevas ocasiones de consumo.
Por otro lado, también en melón, la diferenciación -sin perder nunca de vista la importancia del sabor- se perfila como una excelente aliada para captar nuevos consumidores para una fruta con un target bastante envejecido -tiene sus principales consumidores entre los mayores de 50 años-. “Las comercializadoras demandan cada vez más variedades que les otorguen una mayor visibilidad y diferenciación en el mercado, basadas en el tamaño, color externo, interno, texturas, etc.”, explica María García, obtentora de melón en la casa de semillas española Ramiro Arnedo.
Desestacionalizar el consumo
Melón y sandía son productos cuyo consumo está muy ligado a las altas temperaturas, quizás algo menos en el primero, pero en el caso de la sandía, “sigue estando muy asociada al calor”, comenta Carlos Nemesio, quien en cualquier caso no cierra la puerta a “encontrar un nicho de personas que la consuman haga frío o calor, aunque es un nicho de fieles, con lo que cual, hay que ofrecerles sabor”.
Agronómicamente, sin embargo, no es fácil extender la campaña española antes del 1 de abril hasta pasado octubre. “Hay margen de mejora, y por tanto de ampliar el calendario, pero hablaríamos más bien en términos de volumen que de fechas”, concluye Nemesio.