¿Qué cambios ha impuesto la situación actual a los supermercados?
Evidentemente, la crisis sanitaria y el distanciamiento social han provocado un impacto en el consumidor, que en el acto de compra tiene ahora una actitud más responsable y austera, con más contención de gasto, replanteándose necesidades y prioridades, buscando productos más básicos. Es en estos casos donde se han apreciado los crecimientos más importantes y donde la seguridad, la salud y la sostenibilidad son fundamentales para nosotros.
Otro cambio relevante ha sido la venta online. El COVID-19 le ha dado un impulso y todo parece indicar que va a repuntar con el paso del tiempo. Este cambio se ha producido en todos los perfiles de consumidor: jóvenes, familias clásicas e, incluso, mayores. Todos se han beneficiado de las ventajas de la compra rápida y segura, sin contacto físico con otras personas, que ofrece el canal online.
Y, por último, cabe destacar la sensibilidad del cliente hacia la seguridad alimentaria, un producto saludable y sostenible.
Por tanto, nuestra preocupación ahora es intentar mantener la confianza de nuestro cliente y las máximas medidas de seguridad, ofreciendo una experiencia de compra acorde a la nueva situación, donde seguimos potenciando nuestra gama de productos de proximidad local y el ecológico como esencia de nuestra cercanía hacia nuestros consumidores.
¿Qué ha supuesto la puesta en práctica de las medidas de seguridad recomendadas por las autoridades a nivel nacional?
La higiene y la seguridad se van a imponer como factor de competitividad. El consumidor post-COVID también valora especialmente la proximidad, que se asocia a la seguridad. Los entornos próximos generan más confianza, con lo que el formato del supermercado responde bien a las nuevas necesidades del cliente. Esto supone mantener unos niveles de higiene y seguridad alimentaria altos que garantizan la confianza de los mismos.
Los dispensadores de geles, la obligatoriedad en el uso de la mascarilla, la instalación de mamparas en cajas, la limpieza continua de la tienda, los controles de aforo, etc. se han vuelto indispensables dentro de esta ‘nueva normalidad’. Todos lo hemos asumido e interiorizado, de manera que se ha integrado con normalidad en el acto de compra. A partir de ahí, seguimos intentando ofrecer la mejor opción de compra y facilitando la decisión a nuestro cliente dentro de las diferentes propuestas, formatos o niveles de selección que componen nuestra gama de productos.
“ Nuestro formato y modelo responde de manera perfecta
a la demanda de confianza, sostenibilidad y compromiso social»
¿Cómo ha evolucionado su relación con los distintos eslabones de la cadena de valor?
Durante la fase inicial de esta crisis, toda la cadena de valor se ha visto expuesta, si bien es cierto que ha sabido dar respuesta de una manera más que brillante, demostrando todos los actores un gran compromiso hacia la sociedad; todo el sector alimentario y la distribución comercial han dado lo mejor de sí, y eso ha quedado patente.
Consum ha sabido estar a la altura de las circunstancias desde el primer momento, gracias a una cadena perfectamente engrasada, en la que participa toda la cooperativa, lo que ha permitido que, superados los primeros días de máxima tensión, la situación haya ido estabilizándose y, en la actualidad, los suministros llegan con normalidad a los supermercados, sin roturas de stock.
Para nosotros y el conjunto de nuestros proveedores, el concepto de colaboración no ha cambiado. Si bien los volúmenes crecieron en algún caso por encima del 200%, demostraron su fortaleza. Después de esta situación, no ha variado nuestra buena relación con nuestros proveedores, seguimos trabajando de manera conjunta y compartiendo objetivos, tal como estábamos actuando antes de la crisis.
La frecuencia de compra y el tamaño de la cesta han cambiado. ¿Cómo han afectado a las ventas de frutas y hortalizas?
Durante el confinamiento, la frecuencia de compra cayó de manera importante, e incluso, se mantiene en el tiempo un leve descenso respecto a 2019. Pero también se ha visto incrementado el valor de compra, de manera que se compensa con los incrementos de venta.
Se ha producido una desviación en la cesta de compra hacia alimentos más básicos, con una importante participación de alimentos envasados, y donde algunas categorías como la IV Gama están sufriendo algo más esta nueva situación.
El consumidor, preocupado por una alimentación saludable, apuesta por el fresco. Hemos tenido incrementos importantes en fruta y verdura, carne, pescado, productos que, además, seguirán siendo básicos en las compras y que encajan perfectamente en nuestro modelo comercial, con mostradores de referencias frescas y venta asistida, donde somos protagonistas.
¿La crisis económica obligará a ofertar frutas y hortalizas a un precio más razonable?
En la ‘nueva normalidad’ es cierto que veremos, por un lado, la vuelta a una cesta de compra mucho más económica y racional (compras menos impulsivas y más reflexivas), en la que tengan más peso el producto de marca blanca y los básicos frente a otros artículos Premium, además de una preferencia a realizar compras menos experienciales y más rápidas. En definitiva, el precio será decisivo en la decisión de compra, así como la preferencia hacia lo local y de proximidad.
Esta crisis sanitaria abrirá paso a una crisis económica que, inevitablemente, afectará al consumo y que exigirá el máximo de ajustes en toda nuestra cadena de suministro para intentar garantizar el mejor precio para el consumidor. Además, también tendremos que garantizar la sostenibilidad del sector agroalimentario en toda su cadena de suministro. Por lo tanto, requiere del compromiso de todos.
¿Qué pasará con la categoría Premium?
Seguramente no sea la prioridad, pero también hay un cliente que seguirá buscando un producto que le aporte diferentes experiencias. La cocina casera continuará teniendo protagonismo en nuestras casas, donde intentamos recrear los platos de la restauración, y esto requerirá de productos más selectos, donde los frescos son auténticos protagonistas. También pensemos en el pequeño capricho, no vamos a renunciar a ese placer. Seguiremos buscando ese hedonismo.
Importante será, además, la innovación adaptada a esta nueva realidad, con alimentos que añadan valor, que sean capaces de aportar algo diferente o, incluso, que faciliten la preparación de un plato.
¿Ha cambiado la pandemia la percepción que tenía el consumidor del plástico?
En esta nueva situación se ha dejado de demonizar el uso del plástico, incluso en la fase inicial de la crisis, los clientes apostaron por productos envasados que les transmitían más seguridad e higiene. A pesar de que la venta del envasado aumentó, también hemos mantenido crecimientos importantes en el granel.
Nuestro compromiso pasa por un envase más sostenible y, de hecho, hemos conseguido reducir el porcentaje de plástico de manera importante en todos nuestros envasados, sustituyéndolo por materiales más sostenibles, renovables, reciclables o biodegradables. Además de potenciar alternativas más naturales como la madera y el cartón.