La especialización se impone. GRUPO PALOMA
Para Grupo Paloma, esta especialización no se limita a las especialidades, su producción y comercialización, sino que implica centrar la actividad de la empresa en cualquier segmento o nicho de mercado en los que el sector pueda aportar valor.
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“Hoy sabemos que una pandemia mundial no cierra los supermercados ni para la producción y distribución de frutas y hortalizas en un origen seguro como es España”. Así de tajante se muestra David Franco, director comercial de Grupo Paloma, una de las mayores comercializadoras de tomate del país, que prefiere buscar enseñanzas en lo ocurrido durante las últimas semanas antes que lamentarse.
La firma murciana ultima estos días –hablamos con él a mediados de julio- sus programaciones con los distintos clientes y, a priori, “estamos planificando con normalidad”. Eso no significa que la ‘nueva realidad’ no vaya a condicionar su actividad como consecuencia de unos hábitos de consumo también diferentes; pero en Grupo Paloma prefieren ser optimistas: “Confiamos en que el mercado y el consumo se estabilizarán a partir de octubre”.
La crisis del COVID-19 ha supuesto un nuevo varapalo para un sector con “una falta de rentabilidad evidente” y en el que “la especialización se impone”, afirma el director comercial de Grupo Paloma, para quien esta no es una cuestión ligada únicamente a las especialidades, sino que va más allá: “Se trata de centrar la actividad en aquellas líneas, segmentos, nichos… donde realmente podamos aportar valor añadido a la cadena de suministro en términos de servicio, diferenciación, calidad, seguridad, sostenibilidad…”; y todo ello con el objetivo de obtener un retorno que rentabilice la actividad. Pero cuidado con creer en la inmediatez de los resultados: “Las inversiones que se realizan hoy en tomate no son para uno ni dos años, son a largo plazo”.
‘Los imprescindibles’
Para David Franco no cabe duda de que el sector ya no puede prescindir del sabor en el tomate; sin embargo, está convencido de que el éxito no dependerá solo de este o de cualquier otro descubrimiento puntual, sino que será el resultado del buen trabajo diario. En este sentido, explica que, en tomate, “ser capaz de ofrecer todos los días un producto con los mismos estándares de calidad y demostrar una trayectoria de mejora continua” es clave y apunta a la exigencia del consumidor como la mayor oportunidad del sector: “Mientras el consumidor sea exigente con el sabor, la calidad, el medio ambiente o la seguridad alimentaria tendremos un mercado donde vender tomates”. Y vaya si lo es.
El consumidor está cada vez más conectado, informado, atento a las oportunidades que le ofrece su entorno y es más activo en la búsqueda de alternativas de consumo. Por todo ello, el director comercial de Grupo Paloma afirma que “debemos luchar un espacio en el lineal con aquellos productos que aporten valor y satisfacción al consumidor”.