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La escalada de costes pone en peligro el suministro de alimentos en Europa

Luis Miguel Fernández, gerente de Coexphal.

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La evolución de los costes es algo que inquieta al sector. Por si la variabilidad de los ingresos fuera poco, ahora sumamos otra preocupación más. En el balance de la campaña pasada, Coexphal expuso que los costes, hasta agosto, habían subido entre un 5-7% interanual. Sin embargo, la situación no parece que tenga límite y ahora mismo esos datos quedan desactualizados. El coste de los insumos no para de crecer y, si la situación no se estabiliza, le pasará factura al resultado del sector en la campaña en curso. La producción y la comercialización son dependientes de inputs y otros componentes que requieren, en mayor o menor medida, elaboración y un transporte de materias primas desde zonas que quedan fuera de nuestras fronteras.

En este contexto, sería deseable que los clientes intermedios asumieran que no deben repercutir sobre la fase productiva en campo todo el aumento de costes, evitando que el precio al consumidor final sufra modificaciones. De hacerlo, esta estrategia sería equivocada porque pondría en serio peligro el suministro futuro de alimentos en Europa, al desincentivar la cosecha. Aún incluso cuando intenten buscar aprovisionamiento en otras zonas fuera del continente que puedan parecer más baratas.

Es inevitable que el consumidor asuma que va a tener que pagar algo más por alimentos perecederos, que implican un gran esfuerzo en las fases de cultivo y comercialización, pero que tienen grandes beneficios para su salud. De hecho, la calidad y la salud son los elementos fundamentales sobre los que pivota la producción y venta de frutas y hortalizas. Por supuesto, el consumidor está en su derecho de buscar productos alternativos, sin embargo, ninguno de ellos, muchos altamente procesados, podrá igualar las ventajas del producto fresco.

«Repercutir todo el aumento de costes sobre la fase productiva en campo podría desincentivar la cosecha»

Por otro lado, son pocos los mecanismos que tienen los agricultores y empresas para poder hacer frente al incremento de los gastos en el medio y corto plazo. Sin duda, a más largo plazo, las inversiones y las mejoras estructurales que se hagan en fincas y empresas van a contemplar acciones correctoras que incluyan el ahorro y la autogeneración energética. La oportunidad más destacada es el uso potencial de la energía fotovoltaica.

Por otro lado, hay costes, como los relacionados con el personal, que son difíciles de reducir. En esta vía, promover una gestión adecuada que haga aumentar la productividad, complementando con la progresiva automatización de las actividades más monótonas, ayudará a controlar los costes unitarios, que son los que nos deben preocupar. También la implementación de tecnologías de la información y las telecomunicaciones serán un impulsor de la productividad, lo que favorecerá el afinamiento de toda la cadena de suministro, la simplificación de todas las actividades y el ahorro de costes.

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