La murciana SAT San Cayetano ha afrontado esta campaña su segundo año en el mercado ecológico. Aterrizaron en este segmento en 2019/2020 ofreciendo a sus clientes pimiento y aloe vera bio; una gama que han ampliado este año con apio y, de cara a la próxima campaña, con calabaza cacahuete. “Más a futuro, tenemos un proyecto para comercializar también pomelo ecológico”, avanza Pepe García, su director-gerente, quien apela a la prudencia para alcanzar el éxito: “Iremos creciendo en esta línea de negocio a medida que vayamos abriendo nuevas vías de comercialización”.
“ La próxima campaña sumarán la calabaza cacahuete a su actual oferta de bio, que ya cuenta con pimiento, aloe vera y apio
Apostaron por el bio por dos motivos: primero, como fórmula para ofrecer una gama más amplia de producto a sus clientes; y, en segundo lugar, como muestra de su compromiso con la sostenibilidad y el cuidado del entorno del Mar Menor.
Si bien es cierto que la crisis sanitaria ha hecho que “la salud cobre fuerza entre los consumidores”, también lo es que la consiguiente crisis económica podría modificar los patrones de consumo, como ya ocurriera en 2008. Aun así, García es optimista: “El bio es una tendencia cada vez más importante entre los jóvenes” y eso supone una garantía de futuro.
Producción controlada
El producto ecológico ofrece, per se, un menor rendimiento y cuenta con unos mayores costes de producción, de ahí que un exceso de oferta tenga, si cabe, un mayor impacto que en el convencional. Precisamente por ello, García insiste en la importancia de un crecimiento sostenido para evitar colapsar el mercado y que, al final, “se acabe vendiendo producto bio como convencional”.
Sobre este último habla también el director-gerente de SAT San Cayetano y, es más, rompe una lanza a su favor: “La línea que lo separa del bio es muy fina, tanto que no debemos enterrar la producción convencional y glorificar el ecológico, sino que sería más justo hablar de producción sostenible”. Y llegado a este punto se cuestiona la sostenibilidad de las producciones ecológicas que puedan llegar, por ejemplo, de ultramar, con su consiguiente huella de carbono.