“La previsión de esta campaña es de bajos volúmenes”. Cooperativa Agrícola San Isidro de Loja
Jorge Rodríguez, director comercial de la Cooperativa Agrícola San Isidro de Loja.
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Salvo que las circunstancias cambien, en la Cooperativa Agrícola San Isidro de Loja no esperan grandes volúmenes de producto, a pesar de que han aumentado la superficie de plantación, porque las escasas precipitaciones hacen que la planta no vaya a producir a niveles habituales.
Campaña
La sequía en la región productora de espárrago de Granada ya se acumula por tercer año consecutivo, la situación más previsible es la de una campaña con bajos volúmenes, similar a la de la 2022. “Sólo cabe esperar que no tengamos durante la campaña otros factores que afecten al cultivo y que la temporada se desarrolle con cierta normalidad”, explica Jorge Rodríguez, director comercial de la Cooperativa Agrícola San Isidro de Loja.
Una alternativa tanto a la falta de agua como para alargar la campaña son los invernaderos para espárrago, “el objetivo con este tipo de cultivo es adelantar y atrasar la campaña, para conseguir ampliar la ventana productiva y por tanto, mejores precios”, explica Rodríguez. Aunque el principal obstáculo para estos proyectos es la alta inversión que requieren, lo cual limita el avance en este sentido. Trabajan, en cualquier caso, con nuevos sistemas más rentables, para poder plantear pruebas piloto que les acerquen al objetivo.
Costes
Aunque el mensaje generalizado en este 2023 es de una situación de estabilidad respecto a los costes energéticos, Rodríguez la rechaza ante una realidad muy distinta que vive la cooperativa. Explica que los proveedores no han trasladado las bajadas de precios a la cadena de suministro ya que “la distribución ha aplicado subidas con la excusa del aumento del coste energético, y la bajada de precios que se pretende anunciar, no llega”.
Mercados
La diversificación de mercados es el objetivo de las empresas para minimizar el riesgo en un contexto como el actual, pero para el espárrago granadino, un producto de alto valor, a los que se le suman elevados costes logísticos, hace que España haya perdido cierta competitividad respecto a terceros países con menores costes de producción y requisitos menos exigentes, que hacen que el importador se decante por esos orígenes.