El sector afronta la campaña con esperanza, con retos como el clima y el aumento de los costes
Los efectos del cambio climático condicionan cada vez más la cosecha de fruta de hueso, que también reduce su rendimiento por la escasez de fitosanitarios autorizados.
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El sector de fruta de hueso espera mejorar la cosecha de 2022, gracias al incremento de la producción y el retraso en la recolección, lo que está provocando un aumento de la demanda por parte de los consumidores. Aun así, los productores de fruta de hueso afrontan la campaña de 2023 con la incertidumbre derivada del comportamiento del clima, ya que el año pasado se vieron muy castigados por las inclemencias meteorológicas en muchas zonas de producción, que sufrieron cuantiosas pérdidas debido a las heladas tardías, las lluvias torrenciales e, incluso, el granizo.
Los efectos del cambio climático en la agricultura y, sobre todo, en este tipo de cultivos, han dejado de ser puntuales para convertirse, desgraciadamente, en fenómenos cada vez más habituales, lo que se une a la persistente sequía y al aumento de las restricciones en el uso de productos fitosanitarios por parte de la normativa europea, lo que reduce la capacidad productiva e incrementa el destrío, respectivamente.
Se reduce la competitividad del sector ante otros productores más baratos como Grecia, Italia y Turquía
A ello se añade la escalada de los costes de producción, lo que reduce la competitividad del sector ante otros productores más baratos como Grecia, Italia y Turquía, y pone a los productores en una situación delicada a la hora de mantener y mejorar la rentabilidad de sus cultivos.
Esta situación de incertidumbre pone al sector de fruta de hueso ante la necesidad de buscar una mayor diferenciación y valor añadido ante el consumidor, ofreciéndole un producto orientado más allá del precio, con una calidad y un sabor aún mayores.
