El cromosoma de la sostenibilidad
La sostenibilidad es una cuestión que trasciende al propio sector hortofrutícola y, actualmente, lo envuelve todo. En esta edición, nuestros directivos hablan sobre su importancia para el mantenimiento de la actividad agrícola y trazan las líneas que marcarán el futuro sostenible de las frutas y hortalizas.
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Ser sostenibles no es una opción, es una obligación, por el futuro del planeta, de todos y del propio sector hortofrutícola, que siempre está bajo la lupa de la sociedad. ¿Es realmente sostenible? ¿Cómo contribuye su actividad a la mejora del medio ambiente y a la economía local? Una vez más, dirigimos estas y otras preguntas a algunos de los directivos de las principales compañías del sector, que dibujan un futuro sostenible basado en cuatro pilares fundamentales: la economía circular, alcanzar las 0 emisiones, una agricultura regenerativa y el apoyo al entorno.
No cabe la menor duda de que el Pacto Verde europeo ha trazado la hoja de ruta de la producción agraria en los próximos años, marcando el camino a seguir. Sin embargo, en el sector hortofrutícola, hace mucho tiempo que se pusieron manos a la obra. Como comenta uno de nuestros directivos en las siguientes páginas, los agricultores –“verdaderos artífices de la sostenibilidad”- no son sostenibles por imperativo legal, sino que les mueve algo más, su propia vinculación con la tierra.
Pero el concepto de sostenibilidad ha cambiado, ya no se trata solo de proteger el medio ambiente -que también-, sino de optimizar recursos gracias al uso, por ejemplo, de la agricultura de precisión, de conseguir la mayor producción (sostenibilidad económica) con el menor impacto sobre el entorno o de generar riqueza en las zonas donde se desarrolla la actividad. (sostenibilidad social).
El sector hortofrutícola se ha adaptado continuamente a los cambios que imponían sus clientes, los mercados, e incluso, la propia sociedad. Y sigue haciéndolo sobre la base de que una agricultura sostenible no solo es posible, sino que es obligación de todos. Ahora solo falta comunicar todo este esfuerzo, y recuerden, no hay ‘Planet B’.