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2021 será un año complicado. ANECOOP

Joan Mir, director general de Anecoop.

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Aún es muy pronto para hablar de “nueva normalidad”. En estos momentos, la mayor parte de Europa está inmersa en una situación de alto riesgo que hace que no podamos, ni debamos, bajar la guardia ni un segundo.

Hemos de seguir trabajando como hasta ahora, respetando escrupulosamente las medidas de higiene y seguridad que garantizan la salud de los agricultores y trabajadores de toda la cadena de valor, además de ofertando al mercado frutas y verduras de calidad, frescas y seguras para el consumidor.

De lo que no me cabe la menor duda es de que, en este 2021, y muy posiblemente en los próximos años, el sector se encontrará con numerosos frentes abiertos en el horizonte. Tendremos que afrontar retos que van a poner las cosas aún más difíciles para todos los agentes del sector. Y no hablo sólo de la pandemia. Sobre la mesa están los daños colaterales ocasionados por el Brexit, las complejas relaciones comerciales con EE. UU. y Rusia o una demanda un tanto “errática”, que dificulta la planificación de las campañas como hacíamos hasta ahora.

La tendencia creciente en Europa hacia el consumo de producto local no nos favorece

Y no podemos olvidarnos de la competencia exterior, agravada por un problema estructural de largo recorrido como es la falta de reciprocidad entre la Unión Europea (UE) y países terceros. El Pacto Verde traerá cosas positivas y costes añadidos, y la tendencia creciente hacia el consumo de producto local no nos favorece, porque en Europa este concepto no hace referencia a todo el continente, sino a cada país.

Dicho esto, 2021 será un año incierto y complicado. Nuestro éxito estará condicionado por nuestra capacidad para gestionar e innovar, para dar un servicio eficiente tanto individual como conjuntamente, uniendo fuerzas y siendo capaces de organizarnos como sector en España y Europa. El apoyo institucional va a ser clave en este sentido.

A nivel empresarial, la capacidad de reacción y adaptación al cambio son la clave, y ahí está la parte positiva para la agroalimentación. Gracias a la agilidad de nuestras estructuras, acostumbradas a gestionar muy rápidamente cambios en las condiciones de mercado y a instaurar y garantizar el cumplimiento de protocolos muy exigentes, hemos sido capaces de resistir y seguir abasteciendo a los mercados. Y en esa línea hemos de continuar.

Además, si como sector asumimos, igual que hemos hecho hasta ahora, nuestra responsabilidad con la sociedad y nuestros consumidores, estoy convencido de que, a pesar de las dificultades y la pandemia, seguiremos avanzando y alimentado a la ciudadanía.

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