Lo que parece el inicio de la campaña en la comunidad se va a producir con unos precios por debajo de los 25 céntimos, si se cumplen las previsiones de Eduardo Arroyo, presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León, Appacyl.
En estas fechas se remata la campaña en Campo de Cartagena y Sevilla, y se generaliza en Albacete. En el sur de la península la situación es muy diferente a la del año pasado. Hace doce meses el mercado estaba vacío y hoy está “cuajado”, con abundante producto. Las últimas patatas de piel blanca, en general destinadas a saco, se pagan a entre 7 y 8 céntimos.
La patata de más calidad, la de lavado en caja, se paga a unos 25 céntimos, mientras que la de lavado en bolsa se sitúa a unos 20. “De ahí para abajo hay de todo, y con carácter general no son buenas noticias”, apunta Arroyo.
La patata roja, por su parte, se está pagando bien porque hay poca producción. El agricultor está recibiendo, de media, unos 37 céntimos el kilo.
Un precio que cae a la mitad desde 2019
Los precios más bien bajos se van a trasladar a Castilla y León, según todas las previsiones. El año pasado, a principios de verano la patata se pagaba a entre 47 y 50 céntimos, pero ahora puede caer hasta la mitad.
En opinión de Eduardo Arroyo, está por ver cómo afecta al precio el hecho de que los rendimientos sean un 15% más bajos, consecuencia de una primavera fresca y de unas tormentas que llevaron al mildiu a hacer acto de presencia.
El sector también está pendiente de que se reactive la hostelería, gran demandante de este producto, y de cómo se comporte el turismo. A día de hoy, el buen comportamiento del consumo doméstico no sirve para dar salida a toda la producción.
En Castilla y León, además, se ve como una amenaza la elevada producción de Francia, que tiene mucha confianza puesta en las exportaciones.
Arroyo reclama a los embolsadores que “sujeten” las importaciones mientras haya producción nacional, porque de lo contrario el agricultor puede tener problemas muy serios. No hay que perder de vista que el inicio de las importaciones puede coincidir con el apogeo de la campaña en Castilla y León, lo que sería fatal para el agricultor.
Fuente: Campocyl