La figura del dragón se asocia con la fuerza, la salud, la armonía y la buena suerte. Cualidades todas ellas tan positivas, que bien podrían extrapolarse a la fruta que lleva su nombre. La pitaya, pitahaya o fruta del dragón, denominada así por el parecido que posee con este animal mitológico, es una planta de la familia de los cactus, cuyo fruto es muy suculento y nutritivo, con un gran contenido en vitamina C.
En los últimos años, este cultivo ha saltado a la palestra por el gran potencial que ofrece para su desarrollo bajo abrigo en la provincia de Almería. Precisamente, esta semana se ha analizado en el Centro Ifapa de La Mojonera las posibilidades del cultivo protegido de pitaya, en el marco de la búsqueda de la diversificación de cultivos hortofrutícolas como una alternativa a los convencionales, con el objetivo de servir de complemento a la rentabilidad de los agricultores, que cada vez tienen que lidiar con márgenes comerciales más estrechos, a lo que se unen los crecientes costes de producción.
De la jornada celebrada en estas instalaciones del Ifapa se extraen, como principales conclusiones, que la pitaya aún tiene un amplio recorrido por realizar para su implantación más o menos normalizada o estándar en los invernaderos almerienses, además de que aún quedan muchos flecos por resolver en el manejo del cultivo, principalmente, en las tareas de polinización, que se necesita que se lleven a cabo de forma manual.
La pitaya se suma a los proyectos sobre investigaciones y ensayos que se vienen desarrollando en la provincia por parte de los principales agentes de I+D, tales como el propio Ifapa, la Fundación Cajamar y la Universidad de Almería, y es la continuación de otros que se han centrado, por ejemplo, en la papaya, y que tendrán continuidad a corto plazo con la fruta de la pasión, el maracuyá y la granadilla, tal y como anunció Julián Cuevas, catedrático de Fruticultura en el área de Producción Vegetal del Departamento de Agronomía, un histórico de la UAL, procedente de la Universidad de Córdoba, hace 25 años, y que lleva desde 2014 estudiando la pitaya.
Uno de los atractivos de este cultivo es su exotismo y su escaso volumen ofertado en los mercados tradicionales, de ahí que el precio sea un factor atrayente para los agricultores. Sin embargo, Juan José Hueso, investigador de la Estación Experimental de Cajamar, advierte de que hay que tener cuidado con la especulación, pues aunque la oferta es muy limitada, la demanda es muy irregular, de ahí que es fundamental llevar a cabo una buena comercialización, «clave en cualquier producto, y más en los exóticos».
Hueso indica que hay referencias de precios de 2013 que recogen que desde Canarias introducían pitayas a los mercados de Madrid y Barcelona a 9-12 euros el kilo. «En el mercado local el precio al consumidor puede alcanzar los 5 euros el kilo y el agricultor recibe del orden de 2 euros». También señala que en 2017, hay constancia de pitayas producidas en Málaga a la venta en el mercado a 15 euros el kilo ó 7,5 euros la pieza. «Me consta que pitayas producidas en Almería se han vendido a Mercabarna a 7 euros el kilo. En el mercado central de Almería he visto pitayas, producidas en Almería, a 5, 6 y hasta 8 euros el kilo. A su juicio, bajo una visión «conservadora», la rentabilidad del cultivo la pone en una horquilla de entre 2-3 euros el kilo, «como mucho».
El principal país productor de pitaya en el mundo es Vietnam, seguido de Tailandia. Además, Israel también es un gran productor y se erige como el gran proveedor de Europa, con Alemania como principal cliente, por lo que se le considera el gran competidor para los potenciales agricultores almerienses. En Europa los principales países importadores son Alemania y Francia; en tercer lugar se sitúa el Reino Unido, mientras que el consumo está creciendo en los países del norte del viejo continente, según los datos que maneja Juan José Hueso.
Respecto a la demanda de la fruta del dragón, se produce de forma más notoria en torno a las fechas navideñas. Como dato a tener en cuenta para todos aquellos emprendedores que estén pensando lanzarse a su cultivo, Portugal y Turquía están empezando a experimentar también con la pitaya, por lo que pronto habrá más oferta en los mercados, tal y como vaticina Hueso.
En cuanto a superficies de cultivo, apenas se dispone de datos oficiales. En la provincia de Almería y en la península en general hay muy pocas explotaciones registradas hasta el momento. A pesar de ello, el desarrollo de este cultivo «es incipiente», según Juan José Hueso, que indica que «en muchos casos se ha combinado con el cultivo de papaya en las bandas de los invernaderos aprovechando los postes inclinados», además de que asegura que ya se está probando en Huelva, Málaga, Granada, Almería, Murcia, Alicante y Valencia.
El creciente interés en Almería ha provocado que en el actual curso, la Escuela de Formación Agraria Campomar haya comenzado un proyecto de varios años sobre pitaya, inspirado en los casos de éxito experimentados en Canarias, con el objetivo de analizar cuestiones de polinización, entutorado, manejo, diversidad de variedades, etc con el objeto de poder elaborar un manual sobre la posible adaptación de este cultivo a los invernaderos del sureste peninsular. De hecho, en la jornada celebrada en el Centro Ifapa de La Mojonera, hubo numerosos alumnos. Aunque destacó, sobre todo, la presencia del presidente de CASI, Miguel Vargas, y de algunos representantes de Alhóndiga La Unión.
Fuente: Diario de Almeria