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Agua y fuego dan calor a los manzanos italianos

Los agricultores del Consorcio VOG utilizan velas antihielo y sistemas antiescarcha para proteger la cosecha frente a las heladas nocturnas en plena primavera en el Tirol del Sur - Südtirol.

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Filas de luces colocadas a escasa distancia una de otra iluminan los campos de manera llamativa. Esta es la poética imagen que se ha podido contemplar estas últimas noches en el Tirol del Sur – Südtirol, a menudo reflejada en sitios web o redes sociales. En los manzanares ordenadamente dispuestos a lo largo de las laderas y en los collados de esta región, los fruticultores del Consorcio VOG recurren a sistemas antiescarcha para calentar los manzanos en flor y mantenerlos al abrigo de las heladas de las noches de primavera. Imágenes ciertamente fascinantes desde el punto de vista estético, tras las cuales queda escondida una maquinaria organizativa de gran precisión y, sobre todo, una pasión inagotable, la de un gran número de campesinos que tratan de preservar la naturaleza y su precioso trabajo.

“En este período del año las noches con temperaturas bajo cero pueden ocasionar daños importantes a nuestros manzanares”, explica Walter Pardatscher, director del Consorcio VOG. “Las heladas primaverales podrían destruir las delicadas yemas de los manzanos perjudicando en parte la producción, tanto en cantidad como en calidad”. Si esto no sucede es porque cuando llegan las horas nocturnas, y con ellas el riesgo de helada, una aplicación especial transmite una señal de alarma a todos los agricultores del Consorcio, que se ponen en acción de inmediato.

“El sistema que nos permite resguardar los manzanares del mejor de los modos es el que se sirve de la irrigación antiescarcha”, prosigue el director. “El agua, en efecto, al pasar del estado líquido al sólido crea energía, generando calor: la capa de hielo que se forma en torno a la flor la ampara, porque en su interior la temperatura nunca cae por debajo de cero y la yema, de esta manera, sobrevive. Los fruticultores, una vez avisados del peligro, se comunican (virtualmente, hoy en día) y, basándose en su experiencia, deciden si y cuándo es el momento idóneo para poner en funcionamiento las instalaciones de protección. Humedad del aire, viento y otros parámetros son factores determinantes. Si se accionan en un momento equivocado, en efecto, los sistemas antiescarcha incluso pueden llegar a provocar daños”.

¿Y las llamas de las velas antihielo? “Entran en acción allí donde no se pueden utilizar instalaciones de irrigación, como por ejemplo en zonas en las que no hay agua suficiente para regar. Se trata de un sistema sugestivo pero también muy costoso: esas velas especiales se ubican entre las hileras y han de permanecer encendidas toda la noche. Una tarea laboriosa, y más todavía en un período como el actual, en el que los campesinos tienen que atenerse a las medidas establecidas a causa de la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19; laboriosa pero necesaria para salvaguardar la cosecha de las famosas manzanas Marlene® del Consorcio VOG”.

“El entusiasmo de nuestros agricultores, unido a la organización y al esmero puesto en todos los detalles, nos permiten acometer esta delicada fase del año con particular desvelo y diligencia”, termina Walter Pardatscher.

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