El primer semestre del año 2022 termina con una estimación de indemnizaciones de 514,67 millones de euros, la más alta del seguro agrario. Este resultado supone un 12% más que lo registrado entre enero y junio de 2021 (458 millones) y un 25% más que en 2020 (353 millones). Ello constata, de nuevo, el aumento de los fenómenos meteorológicos cada vez más adversos y graves durante la última década, y muy especialmente desde 2017, resultando en ratios de siniestralidad por encima del equilibrio en cinco de los últimos seis años.
Enero y febrero de 2022 fueron meses relativamente estables atmosféricamente, registrando únicamente siniestros puntuales por viento en plátano en las islas Canarias y en cultivos de cítricos del litoral mediterráneo, así como heladas de carácter muy local en frutales y algunas hortalizas de producción invernal, como alcachofa y lechuga, en la Región de Murcia.
La falta de lluvias durante todo el invierno acrecentó la incertidumbre sobre la evolución de los cereales, pero, por fortuna, marzo discurrió con lluvias frecuentes y generalizadas en todo el territorio nacional, y muy especialmente en el este y mitad sur de la península.
La llegada del mes de abril se caracterizó por las intensas heladas sufridas en gran parte del país durante los primeros días del mes, que causaron elevadísimas pérdidas de producción en cultivos cuyo ciclo anual se encontraba en floración o en estadios iniciales de crecimiento de brotes y frutos, así como en aquellos otros que presentan una gran sensibilidad a bajas temperaturas en estado de maduración. No solo las bajas temperaturas –hasta -8 ºC en algunos puntos del interior–, sino también su persistencia durante las horas nocturnas originó graves daños en los cultivos de frutales, almendro, cereza, hortalizas de ciclo invernal y caqui, además de afectar a algunas zonas de viñedo y al rendimiento de determinados cultivos herbáceos extensivos.
Los meses de mayo y junio han registrado, en general, temperaturas excesivamente altas (con olas de calor en todo el territorio durante el mes de junio) y prácticamente sin precipitaciones. Esto ha provocado que se haya acrecentado la sequía existente en el nordeste y sur peninsular, así como los daños por asurado en el centro y meseta norte del país. Esta situación está afectando fundamentalmente a los cultivos herbáceos, más sensibles a este tipo de eventos. También en estos dos últimos meses se han producido tormentas de pedrisco: en mayo fueron de gran intensidad en Castilla-La Mancha (sobre todo Albacete) y en la Región de Murcia, con la uva de vino y la fruta como principales cultivos afectados, y en junio se hicieron sentir en Aragón y Castilla y León, donde provocaron daños en cultivos herbáceos y fruta. En ambos eventos también se vieron afectadas algunas hortalizas como el brócoli, la cebolla, la lechuga, la patata o el tomate, entre otros.