La precisión en el uso eficaz del agua y de los fertilizantes, la mejora de la variedades y el debate sobre la edición genética destacan entre los desafíos principales para la innovación agraria en España y en la Unión Europea (UE) frente al cambio climático.
La resistencia a las sequías y al clima extremo son prioritarias para la investigación, del campo a la mesa, según han destacado a Efeagro expertas vinculadas a la gestión y supervisión de proyectos de I+D en la Administración pública, en el ámbito universitario y en consorcios europeos.
Asimismo, la nueva Política Agrícola Común (PAC), que vincula las ayudas al cumplimiento de servicios ambientales, es un incentivo para la investigación agronómica en ese ámbito.
La innovación será el asunto central del Consejo informal de Ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE), que se celebrará entre el 3 y el 5 de septiembre en Córdoba.
Margen de mejora en el uso hídrico
Solventar el déficit hídrico y reforzar la resistencia de los cultivos frente a heladas o calor son dos grandes prioridades, según la ingeniera agrónoma María del Mar Arjona, evaluadora de proyectos de I+D agroalimentario en el Centro de Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI) del Ministerio de Ciencia.
Respecto al agua, Arjona admite que los acuíferos sufren porque no llueve los suficiente, pero ve urgente “nuevas tecnologías” porque “no se ha innovado todo lo que se tiene que innovar y hay muchísimo margen de mejora para que el agricultor lleve a cabo un riego de precisión y no se malgaste el agua”.
En cuanto a las variedades, hacen falta en el campo respuestas a fenómenos climáticos atípicos de una estación que dañan los cultivos, como ha ocurrido esta campaña con el melón y la sandía, con la consiguiente escasez de oferta.
La edición genética
La Comisión Europea ha propuesto este verano regular las nuevas técnicas de edición del genoma de las plantas, biotecnología de vanguardia distinta a los organismos genéticamente modificados (OGM) que permite generar cultivos más resistentes al cambio climático o a enfermedades y plagas.
A diferencia de los OGM, donde se introduce en una planta un código genético foráneo, estas nuevas técnicas sólo modifican el genoma de la propia planta o introducen material equivalente; existen casos como maíz tolerante a las sequías o patatas resistentes a los patógenos que requieren menos pesticidas.
Es un terreno controvertido de la biotecnología en Europa, que acumula retraso respecto a China, Estados Unidos o Canadá.
A juicio de Arjona, la UE “no puede negarse” y debe dar pasos cuanto antes para admitir esas técnicas, ya que consiguen resultados mucho más rápidos que la mejora genética clásica.
Impacto de la PAC
Una parte de las ayudas de la PAC se destina a ecorregímenes -que priman prácticas beneficiosas para el medioambiente- y, a juicio de Arjona, esto es importante para promover la innovación en el empleo de fitosanitarios donde, en su opinión, se requiere I+D tanto para producciones alimentarias como para ornamentales.
En otro ámbito, destaca también la fertilización para que cambien las técnicas de abonos hacia otras con criterios más ecológicos.
Esta tendencia ambiental se ve, por ejemplo, en el sector de los vinos, en el que cada vez se comercializan más caldos ecológicos y biodinámicos, obtenidos con una adaptación del cultivo, según Arjona.
Un reto es garantizar la sanidad vegetal a la vez que se respetan esas nuevas prácticas y se mantiene la competitividad.
Transparencia en toda la cadena
La directora de proyectos agrícolas del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT-Food) Melissa Comellas, subraya que las necesidades de innovación varían mucho en toda la cadena, desde la parte agronómica en el campo a la trazabilidad para el comercio e incluso para reforzar la transparencia en la venta al consumidor.
“Hay que dejar de ver al sector agrícola como culpable del cambio climático y empezar a considerarlo como parte de la solución…las explotaciones agroganaderas tienen que hacer prueba de resiliencia y adaptación dados los años tan dispares”, según Comellas.
EIT Food desarrolla programas de agricultura regenerativa de formación y asesoramiento a empresas para el secuestro de carbono atmosférico, que mitiga el aumento de temperaturas causado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
También proyecta nuevos proyectos para solucionar la sequía en el sur de Europa, para la innovación en el emprendimiento de las mujeres, en una aceleradora de empresas emergentes (start ups) ligadas a la captura de carbono, con tecnologías validadas para agricultores de toda Europa.
Fuente: EFEAgro