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Alimentación Hortalizas

Verdura fresca para la cena recién recolectada del baño

¿Imagina ponerse a preparar la cena y recolectar su verdura y su fruta directamente de un mueble situado en su salón o en su baño? Varios laboratorios del mundo trabajan para hacer realidad esta atractiva idea y que los habitantes de las grandes ciudades puedan cultivar en sus propios pisos.

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hortofrutícola

Los alimentos que ponemos a diario en la mesa recorren, de media, 5.000 kilómetros desde el lugar en donde son producidos hasta nuestra cocina, según datos del estudio «Alimentos kilométricos» elaborado por las universidades de Sevilla y Vigo y la ONG Amigos de la Tierra.

Un tercio de esos alimentos se estropea en ese largo camino que conlleva una desproporcionada emisión de CO2 y contribuye a un modelo de producción y distribución de comida nocivo para el planeta y para nuestra salud, que en muchos casos sólo beneficia a los grandes productores.

Aunque no hay duda de que la manera ideal de consumir fruta y verdura es recolectarla directamente de un huerto ecológico, naturalmente iluminado y regado, la realidad es que ni todo el mundo puede contar con un espacio para cultivar ni vive cerca de él.

Por eso, varios equipos científicos del mundo prueban diferentes soluciones para que el 60 % de la población mundial que habita en grandes ciudades, como Madrid o Sao Paulo -un 85 % en 2030, según el Banco Mundial-, pueda tomarse de postre unas fresas recién cogidas de su salón.

Uno de ellos es Grove Labs, una empresa creada por dos recién licenciados del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), Jamie Byron y Gabriel Blanchet que cuenta con financiación de firmas de capital riesgo y un notable consejo de asesores científicos para desarrollar módulos caseros que permitan criar peces y cultivar verdura ecológica simultáneamente.

El invento, que nace con vocación de «descentralizar la producción de alimentos, lograr que las personas sientan una mayor conexión con la naturaleza, y coman de manera más saludable», puede ser instalado hasta en las habitaciones más oscuras ya que no necesita luz natural, explica Blanchet en una entrevista con Efe.

«Hemos creado un pequeño contenedor de ecosistemas listo para ser instalado en los hogares, basándonos en los principios de la ecoponía», la versión ecológica de la hidroponía (el cultivo de plantas en agua) y de la acuaponía, que combina esta última técnica con la cría de peces.

El sistema aprovecha relaciones simbióticas entre peces, bacterias y plantas para producir alimentos ecológicos: de manera que el agua del pescado es «limpiada» por bacterias y plantas y permite ser reutilizada de nuevo para los peces.

Las plantas crecen sin necesidad de suelo a través de un sistema de recirculación de agua y nutrientes naturales diseñando para proporcionarles los nutrientes que necesitan durante su ciclo de vida; y realizan la fotosíntesis a través de la luz que les proporcionan luces LED de baja potencia, sin necesidad de iluminación natural, explica Blanchet.

Grove Labs está probando sus módulos con verduras o condimentos especialmente caros en los supermercados americanos, de manera que en ellos crecen ya, entre otros, todo tipo de variedades de lechugas, tomates, pimientos, albahaca o cilantro.

Tanto la alimentación de los peces, que aconsejan sea orgánica, como el resto de mecanismos pueden ser controlados por una aplicación móvil.

Aunque Blanchet y Byron desconocen aún la fecha en la que su invento estará comercialmente disponible, se ven capaces de competir en precios con la agricultura convencional, y en pocos años ven sus módulos instalados en los apartamentos aportando hasta el 40% de las frutas y verduras que tomen sus inquilinos.

Diseñando la comida del futuro está también la iniciativa CityFarm de MIT, que plantea cultivos en vertical para edificios altos iluminados por una combinación de luz natural y artificial a través de luces LED tuneadas para emitir la longitud de onda necesaria de luz roja y azul que las plantas requieren para hacer la fotosíntesis.

Los vegetales de CityFarm crecen sin suelo sobre bases o bien hidropónicas o aeropónicas, en la que las raíces están suspendidas en una niebla que contiene todos los nutrientes.

El estudio de las primeras cosechas recolectadas en MIT Media Lab sugiere que las verduras crecen mediante este sistema en un tercio del tiempo que los cultivos tradicionales, asegura a Efe Caleb Harper, fundador de CityFarm.

Aunque aún existe poca ciencia sobre este tipo de técnicas y nadie las ha lanzado al mercado, Harper ve a los niños recolectando tomates para la ensalada de las paredes de los comedores de los colegios en un plazo de entre 5 y 10 años.

De momento, Google ya se ha interesado en el sistema CityFarm para sus cafeterías corporativas.

Por Caty Arévalo.

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