Una menor producción ajustaría los precios de fruta de hueso
Esta ha sido la valoración general de los representantes de las diferentes regiones productoras en España, para quienes las expectativas iniciales fueron más prometedoras de lo que finalmente acabó sucediendo. A pesar de ello, los buenos precios contrarrestaron un descenso aproximado del 30% de la producción.
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CAMPAÑA 2020
La campaña de fruta de hueso nacional se inició durante el estado de alarma por el COVID, y a pesar de que el sector auguraba uno de los mejores ejercicios de la historia, finalmente se cerró con cierto sabor agridulce.
La campaña estuvo marcada por las condiciones climatológicas de la primavera, que provocaron un destrío muy elevado y una mala calidad de la fruta, como informaron fuentes de Afrucat: “Las heladas y granizadas de primavera se tradujeron en pérdidas de destrío en torno al 30-35%”.
Los precios comenzaron siendo altos, influidos por esa merma productiva, pero ese crecimiento se redujo a mitad de la campaña, estabilizándose, y finalizó con un nuevo aumento de las cotizaciones. Sin embargo, el sector es consciente de que hay que mirar con detalle este comportamiento de los precios; y es que Italia redujo su producción casi un 50%, lo que unido a la falta de producto nacional provocó una escasez al final del verano y la consecuente subida del precio en la venta.
De igual forma, los recursos y materiales necesarios para la adaptación a la pandemia supusieron un alto coste que el sector tuvo que soportar sin ayudas.
Particularmente, los productores de Extremadura vieron cómo mercados tradicionales de ciruela como Brasil o Argelia se cerraban 15 días antes del inicio de campaña, lo que se tradujo en más dificultades añadidas al cierre de muchos mercados internacionales a raíz del COVID.
Por productos, significativas son las caídas en la exportación de ciruela (mercado brasileño), con un 44%, manteniéndose como el principal producto enviado a estos terceros países; melocotón (-46%); y nectarina (-27%).
En el caso de Murcia, también se sufrió un alto porcentaje de destrío. “Se tuvo que de-sechar mucha fruta, aunque hemos visto que con menos producción los precios se han ajustado a un equilibrio de oferta y demanda”, comentan desde Apoexpa.
Sin duda, esta temporada de fruta de hueso tan extraordinaria ha dejado ver el exceso de producción que hoy día tiene España en el mercado, aunque ese excedente viene precedido del cierre continuo y progresivo de mercados donde la fruta española alcanzaba buenas cotizaciones.
Sin embargo, el panorama es complejo ante nuevas trabas en el mercado británico, el uso de la agricultura como moneda de cambio en las negociaciones políticas y una Ley de la Cadena que, como demandan desde el sector, debería ser aplicable a toda Europa, puesto que España exporta más del 75% de la producción y, por lo tanto, son más influyentes los operadores extranjeros que los nacionales. El futuro se prevé incierto.
FACTORES QUE MARCAN EL FUTURO
Producción nacional
El equilibrio entre la oferta y demanda de este año ha sido un suceso poco habitual tras el cierre de Rusia, ya que se han producido mermas productivas en todos los mercados, nacionales e internacionales, por lo tanto, no debe ser tomado como ejemplo. “No podemos esperar que Italia ronde casi un 50% menos y España un 30% para hablar de una buena campaña”, añaden desde Apoexpa.
Todas las voces autorizadas del sector apuntan a una reducción de la superficie, pero “es fácil ahora exponer que disminuyendo producción alcanzaríamos buenos precios. El sector ha realizado unas inversiones en los últimos años que tiene que amortizar”, apuntan desde Afrucat, quienes se suman a la demanda que realiza Extremadura, señalando que “se nos han ido cerrando mercados que bien soportaban el excedente que podemos tener ahora”.
Aunque es cierto que se ha utilizado al sector hortofrutícola como elemento de valor en negociaciones de otro calado, este reclama el apoyo de las instituciones para la apertura de nuevos protocolos con países de alta demanda que compensen volúmenes como los que compraba Rusia.
Así, en esta campaña, se observa que las exportaciones que requieren certificado fitosanitario se han contraído un 39% respecto a 2019 y un 34% respecto a la media de las 3 últimas.
A todo ello hay que añadir la preocupación del Brexit, con lo que, a pesar del acuerdo firmando a finales de 2020, puede significar la pérdida de competencia en un mercado más, donde además ya hay países que están cerrando acuerdos comerciales, como Turquía o Marruecos.
Recordemos que estamos ante un sector que exporta a más de 45 países, con una calidad de fruta que desbancó a Francia, cuando era la que copaba el mercado. El productor nacional debe ser optimista y exigir la colaboración de las autoridades para seguir luchando por un mejor futuro.
Ley de la cadena
“Somos los principales defensores de la Ley, pero tiene que ser a nivel europeo, con las mismas reglas para todos, también para los clientes europeos, si no, estamos en inferioridad de condiciones”. Con esta frase de Miguel Ángel Gómez, director general de Afruex, y aplicable a todos los sectores de frutas y hortalizas españolas, podría resumirse la opinión de un sector descontento con una ley que entrará en vigor a principios de este año.
Son conscientes de que, a pesar de existir organizaciones representativas, una mayor unión, puesto que son diferentes las necesidades de cada región, les permitiría reforzar su posición a la hora de defender su postura. Igualmente, exigen un sector crítico y responsable, capaz, llegado el momento, de retirar producción cuando sea necesario, para así no ‘esclavizarse’ con clientes que exigen precios por debajo de costes.
Pero lamentan que el futuro de un sector se marque desde una ley, cuando esta debería ser una herramienta más para complementar una carencia del mercado, no una norma que va a condicionar la comercialización de todo un sector. “En muchas ocasiones, los agricultores necesitan salvar de alguna forma la campaña y el hecho de fijar un precio puede convertirse en una condena; estamos ante una ley que creemos que nace obsoleta, más aplicable a décadas anteriores que a la realidad del siglo XXI”, concluye Joaquín Gómez presidente de Apoexpa.
A este respecto, la fruta de hueso española debe exigir una mayor flexibilidad respecto a la Ley de la Cadena, mostrando datos del mismo 2020, de cómo si no hubiese habido esa merma la campaña habría sido desastrosa. En este caso, la Ley habría atado de pies y manos a un sector al que solo se le han ido cerrando puertas desde el veto ruso hace seis años.