Un español preside la Federación Internacional de Semillas
Eduard Fitó ha sido elegido presidente de la Federación Internacional de Semillas, un cargo que asume con dos objetivos principales: promover la innovación en la obtención vegetal y crear las mejores circunstancias posibles para extender el movimiento global de semillas”.
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Eduard Fitó ha sido elegido en Brisbane, Australia, presidente de la Federación Internacional de Semillas, en el transcurso del 69º Congreso Mundial de la ISF. Representará a los obtentores de semillas –cientos de empresas familiares, pymes y varias multinacionales– que, con sede en 72 países, operan prácticamente en todo el planeta. El nuevo presidente de ISF es director de la compañía catalana Semillas Fitó, una de las más importantes empresas del sector, con casi 140 años de historia. Es miembro de la Junta Directiva de Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE) y Presidente de su Sección de Hortícolas.
En su discurso de toma de posesión afirmó que sus dos principales objetivos serán “promover la innovación en la obtención vegetal y crear las mejores circunstancias posibles para extender el movimiento global de semillas”. Otra línea estratégica fundamental será impulsar la comunicación de la Federación: “Hemos de dedicar más tiempo y recursos para explicar quiénes somos, qué hacemos y por qué hacemos lo que hacemos. Que todo el mundo sepa –y no solo los que ya nos conocen– que nuestra ilusión es un mundo en el que todos tengan acceso a semilla de calidad, empleando una agricultura sostenible y garantizando plenamente la seguridad alimentaria”.
La innovación en la agricultora es el punto de incidencia fundamental de los obtentores vegetales, un sector que dedica al I+D entre el 20 y el 30% de sus recursos, porcentaje mayor que el que invierte la industria farmacéutica, la aeroespacial o la electrónica: “Los consumidores están demandando más alimentos frescos de absoluta calidad, con diferentes tamaños y texturas, nutritivos y con más sabor; los quiere en cualquier época del año, a precios asequibles, más duraderos y con plena seguridad alimentaria. En eso trabajamos los obtentores vegetales y por eso la innovación vegetal contribuye al bienestar y la salud de los ciudadanos y mejora su calidad de vida. El problema es que la mejora vegetal resulta cara y sus objetivos finales no siempre se logran, lo que la hace muy arriesgada”.
La mayor dificultad para hacer frente a ese riesgo es la producción y comercialización ilegal de semillas, “un pirateo que nos preocupa” –ha señalado Fitó–: “Me preocupa que todavía algunos no hayan entendido el daño que se hace al comercializar ilegalmente la simiente: daño a la competitividad de los agricultores que cumplen con la ley, a la imagen del sector y a la seguridad alimentaria de los ciudadanos. El respeto por la Propiedad Industrial es esencial porque solo así podremos obtener recursos para seguir investigando, mejorando y desarrollando nuevas variedades, algo que requiere mucho talento, cuesta millones de euros y necesita años de abnegado trabajo”.
Solo en la Unión Europea, la mejora genética aporta al PIB más de 14 millones de euros. En promedio y en los principales cultivos, la mejora genética contribuye al 74% de la productividad total europea, lo que equivale a incrementar los campos de cultivo un 1,24% cada año. El mercado español de semillas es el tercero más importante de Europa y el decimotercero mundial; alcanzó en 2017 una facturación de 600 millones de euros.
Fitó ha subrayado que “necesitamos el máximo número posible de seleccionadores vegetales: obtentores locales que estén cerca de las necesidades de los agricultores y que aporten nuevas soluciones; multinacionales que puedan afrontar proyectos complejos; y también institutos públicos de investigación. Para ello, resulta fundamental una regulación que no encarezca los aspectos regulatorios porque si lo hace dificultará la entrada de nuevos actores y la tarea innovadora de los actuales”.