¿Es el tomate ecológico el futuro?
El tomate ha entrado en un claro declive en Almería, la principal zona productora de España, y, al descenso general de su superficie, hay que sumar también un menor número de hectáreas con lucha integrada.
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La pasada fue una campaña con muchas luces, pero también sombras para el tomate. Por un lado, solo en Almería, que representa el 32% de la producción nacional –con 1.107.706 toneladas en 2016- y es la mayor exportadora de esta hortaliza –con 576 millones de euros en 2016/2017-, su facturación superó los 1.006 millones de euros (datos de la Junta de Andalucía); sin embargo, por otro, su superficie cultivada volvió a descender, pasando de las casi 11.000 hectáreas de 2015/2016 a las 10.220 de hace un año; y todo apunta a un nuevo retroceso esta campaña, de momento, de un 4%.
“Aunque no podemos hablar de situación de crisis, lo cierto es que la superficie no se ha recuperado”, comenta Andrés Góngora, responsable estatal de Frutas y Hortalizas de COAG. Entre las causas, se refiere a la falta de rentabilidad que durante años ha padecido este cultivo, la pérdida del mercado ruso tras el cierre de las fronteras, que ha perjudicado sobre todo al tipo pera, la falta de mano de obra cualificada en determinados momentos de la campaña o los problemas ocasionados por la virosis en los últimos años.
“ Nuevos colores y un mejor sabor, claves para conquistar los mercados”
Ante este panorama, ¿qué alternativas le quedan al sector? Góngora afirma que, en el tomate, y a diferencia de lo que ocurre en el pimiento, la recuperación no pasa por la diversificación de la oferta con la introducción de nuevas especialidades, sino que el mayor “revulsivo” podría ser el paso hacia el ecológico. Sin embargo, esto último plantea una nueva cuestión: ¿puede Almería crecer en tomate bio cuando la lucha integrada está en claro retroceso?
Menos control biológico
Desde la campaña 2015/2016 a la actual, la superficie de esta hortaliza cultivada con control biológico ha pasado de 9.110 hectáreas a 6.380 (cifra aún provisional), debido, entre otras cosas, a la reaparición de plagas como la araña o el vasates como consecuencia de la reducción del uso de productos químicos y a las dificultades para la instalación del Nesidiocoris tenuis, el depredador natural más utilizado en este cultivo.
Este descenso puede suponer un problema importante para un sector que ha ganado muchos enteros gracias a su firme apuesta por la sostenibilidad y la seguridad alimentaria y, de hecho, hay voces que ya piden fórmulas para evitar males mayores.
Más color y sabor
A diferencia de lo que opinan los productores, algunas casas de semillas no tienen tan claro que el paso al ecológico sea, al menos aún, la solución a la situación del tomate. “El aumento de la superficie en ecológico ha provocado que se reduzcan sus hectáreas en favor de otras especies como el pimiento o el pepino”, explica Manuel Ferrer, responsable del proyecto Adora de HM. Clause. Sin embargo, insiste en que aún hay mucho por hacer para diversificar en colores, sobre todo en tomates pequeños, y mejorar el sabor.
Como ejemplo de que esos tomates más especiales sí tienen cabida en los mercados, Ferrer se refiere al éxito de Adora. “Hemos aportado un color diferente, un gran sabor y unas buenas características agronómicas y esto le ha abierto a Adora las puertas de las comercializadoras y de los supermercados”.
Cuál será, finalmente, la solución al declive del tomate almeriense, solo el tiempo lo dirá. Lo único cierto es que, mientras tanto, los invernaderos se siguen llenando de color y, al tradicional rojo, se unen el rosa –muy en auge- o los tonos chocolate.
Facturación
Las ventas de tomate almeriense sumaron más de 1.006 mill. de € la pasada campaña.
Más de 3,4 mill. de Tn
La producción española de tomate superó los 3,4 millones de Tn. en 2016, de las que prácticamente un tercio se cultivaron en Almería. La Región de Murcia, por su parte, ocupó el segundo lugar en el ranking, con 288.474 Tn, seguida de Canarias (82.598 Tn) y la Comunidad Valenciana (78.835 Tn). El tomate canario, no pasa por su mejor momento y, de hecho, cerró su última campaña con 55.062 Tn exportadas, 6.669 menos que un año antes. Las plagas, la competencia de países terceros como Marruecos y los elevados costes del transporte, continúan lastrando al sector.