¿Nueva amenaza para el limón español?
Los productores de limón persa de Jalisco (México) buscan nuevos mercados en Asia y Europa, que complementen sus exportaciones a EE.UU.
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Los productores de limón persa de Jalisco buscan ampliar horizontes y mercados mediante la tecnificación y la inocuidad en sus cultivos, en el marco de una estrategia agroindustrial que ha convertido a este estado mexicano en una potencia internacional del sector.
«Queremos conseguir una calidad meramente de exportación, con el tratamiento a los árboles, la fertirrigación, foleos (tratamiento de las hojas), chaponeos (podas). Ir cambiando constantemente a lo orgánico. Si no al 100 %, sí a lo semiorgánico. Trabajando en la calidad de los suelos», explica Justo Camacho Barreto.
Camacho es el presidente del Sistema Producto Limón Persa de Jalisco, que espera complementar con Asia, Europa o Canadá su apuesta por la internacionalización de sus productos hacia Estados Unidos.
«La idea es manejar (en los limones) un estándar de calidad para enviar a Estados Unidos. El negocio está en la exportación. Siempre he tratado de producir calidad para no tener el problema», dice a Rodolfo Gerardo Ramírez Zárate, productor de limón originario del pueblo de Tepehuaje de Morelos, localidad vecina de San Martín de Hidalgo.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) de México, Jalisco es número uno en la producción de diversas mercancías a nivel nacional.
En el área de San Martín existen unos 95 productores agrupados que dedican unas 1.500 hectáreas al cultivo de este limón, que dicen es apetecido en el mundo por su jugo y grado de acidez.
«Tengo 4,5 hectáreas, mis árboles tienen 3 años y yo más o menos cada 40 días saco un promedio que varía entre 10 y 12 toneladas de limón», explica Ramírez, cuya huerta se dedica en un 80 % a la exportación.
«Tienes que contar con un sistema de riego, yo tengo dos goteos ahorita por cada árbol y regamos 8 horas dos veces a la semana», agrega.
Camacho integra una red de unos 60 productores que ya ha llevado su producto a Estados Unidos y Alemania, y que ha apostado por una línea de empaque de última generación cuya inversión asciende a unos 263.000 dólares.
«La máquina te dice qué limón se va y cuál no con sensores y todo. Te das cuenta de inmediato qué es lo que estás llevando al empaque», explica Camacho, que en pocas semanas ha visto a productores de Kazajistán y Chile interesados en aguacates y limones de Jalisco.
Este año la complicación para los empresarios ha sido la presencia del minador (un gusano que va por dentro del haz de las hojas) en las plantas limoneras, que ataca los retoños y llega al inicio de la temporada de lluvias. Por su presencia, las hojas ya no realizan la fotosíntesis adecuada.
Para esta plaga se utilizan productos compatibles con las normas de la Unión Europea y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés).
La mano de obra es escasa en los alrededores de los municipios productores (Los Guerrero, Tepehuaje y San Martín). Estas tierras son productoras de limones desde hace 20 años. Los cultivos tradicionales de la zona incluyen maíz, caña de azúcar y sorgo.
Unas 20 personas pueden sacar unas 6 toneladas de producto en 8 horas de trabajo, cobrando un salario de 36 pesos la hora (1,89 dólares).
Las plantas de limón de esta zona son de dos tipos: volkameriano y macrofila, que se traen en su mayoría de viveros instalados en Atotonilco (este de Jalisco), donde existen unas 3.000 hectáreas en producción.
Los productores están tratando de cultivar sus propias plantas, también un sello que identifique el origen de sus limones.
«Ahora con la inquietud queremos llevar a cabo la Feria del Limón y decimos hacer un logotipo para identificar a la región Valles, específicamente al municipio de San Martín», concluye Camacho.