Huelva cierra su campaña citrícola con balance desigual
Mientras que las variedades tempranas han sido un desastre, los productores con fruta de media estación o tardía han alcanzado buenos resultados comerciales.
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La campaña citrícola 2016-2017 ya ha concluido en la provincia de Huelva. No se ha alcanzado el aforo previsto, de 500.000 toneladas, pero por el volumen total recolectado se puede decir que el objetivo prácticamente se ha cumplido, ya que tan solo han faltado 5.000 toneladas para conseguirlo.
Según ha confirmado el presidente de la Asociación de Citricultores de la Provincia de Huelva, Lorenzo Reyes, a agrodiariohuelva.es, de las 495.000 toneladas recolectadas durante esta campaña en las 17.500 hectáreas dedicadas a este cultivo, 245.000 corresponden a las distintas variedades de mandarinas, mientras que las 250.000 restantes pertenecen al grupo de las naranjas.
Prácticamente el 70% de la producción total se ha destinado a la exportación. Alemania, Francia, Italia y Bélgica son los principales países receptores de los cítricos onubenses. El resto, se ha comercializado en los mercados de España.
Para Lorenzo Reyes, cada campaña citrícola se define “por sus diferentes periodos” y, en esta que acaba de terminar, “estas fases han afectado a los citricultores de una forma distinta y, por tanto, con resultados también diferentes”.
Como consecuencia de ello, y teniendo en cuenta que las variedades tempranas son las que más apetencia despiertan en los comercios y las que mayor precio alcanzan junto con el grupo de mandarinas tardías, Lorenzo Reyes ha calificado esta parte de la campaña, “y sin lugar a equivocarnos, como desastrosa y en algunos casos incluso dramática”.En este sentido, el presidente de la asociación ha reconocido que “en un primer momento, con las variedades extratempranas más significativas de la provincia de Huelva, como la Clemenrubí, Oronules e incluso las Orogrós, nos encontramos con una fruta de menor calidad que otros años. El motivo, las altas temperaturas de finales de primavera y principios de verano, que causaron estragos en las plantaciones de toda España. Esta circunstancia provocó que el comercio rechazara la fruta de menor calidad, quedando una gran cantidad sin vender y en los árboles”.
Por lo que respecta a las mandarinas de media campaña, donde se encuentran variedades tan significativas como la Clemenvilla, y a las tardías, como son las Nardorcott, Murcot y similares, el presidente de la patronal citrícola ha precisado que “desde que comenzó a recolectarse esta fruta el interés del comercio fue creciendo y no cesó hasta el final”.
El desastre de la variedad Clemenules en la comunidad valenciana por culpa de las inclemencias del tiempo (las lluvias provocaron que la campaña en el Levante fuese más corta de lo normal y de escasa calidad) favoreció la comercialización de unos cítricos onubenses que, según Lorenzo Reyes, presentaban “una alta calidad tanto a nivel organoléptico como en condiciones comerciales en general, lo que propició que el precio fuese conforme a los intereses de los productores que pudieron hacer una recolección sin sobresaltos”.
En cuanto al grupo de las naranjas, Reyes ha destacado los buenos resultados que los productores han obtenido con las variedades de segunda campaña y tardías, donde se encuentran las Navel y las Valencias, sobre todo, porque “cuanto más tardías, mejor precio de venta han adquirido”.
Valoración
A tenor de estos datos, el balance final que ha realizado el presidente de la asociación de citricultores onubense es que “los resultados obtenidos por el productor en la campaña han variado en función de las variedades y cantidad de las mismas plantadas. El productor que sus variedades estén mayormente en el grupo de extratempranas habrá sufridos grandes pérdidas, mientras que para el resto de productores, por sus diferentes variedades cultivadas, la campaña habrá sido positiva o, incluso, muy positiva”. Por todo ello, Reyes ha estimado que en líneas generales, la campaña en la provincia de Huelva “ha ofrecido un resultado positivo”.
Otro aspecto importante de esta campaña, ha añadido Reyes, “ha sido nuestro apuesta como sector por apartar del mercado en fresco la fruta de menor calidad exterior y destinarla para su transformación en zumo a través de un acuerdo con la fábrica de Cítricos del Andévalo, que pertenece al grupo JGC”.En cuanto a la facturación, sí ha admitido que “ha sido menor que las anteriores, sobre todo debido a que finalmente se han recolectado un menor tonelaje de lo esperado en el grupo de mandarinas e híbridos, y porque los precios de las extratempranas han sido desastrosos y pesan mucho en el global”.
Puntos negros
Como puntos negros de la campaña 2016-2017, Lorenzo Reyes ha mencionado la falta de mano de obra en el campo en momentos puntuales, sobre todo cuando ha coincidido la recolección de las naranjas con “el inicio de la fruta de hueso y con la recogida de los berries”, así como la “cada vez más alarmante, dado que va en crecimiento, importaciones de cítricos procedentes de otros países, como Egipto y Sudáfrica”.
Reyes ha insistido, al respecto, que “estos países competidores cuentan con grandes aliados comerciales en otros países no productores del norte de Europa, y donde incluso pese al riesgo de contagio de graves enfermedades que existe en muchas de las fincas de Sudáfrica, se les facilita su venta en Europa, lo que supone un peligro para nuestras plantaciones y un desequilibrio comercial en las variedades últimas, lo que en definitiva implica una bajada de precios”.
Fuente: Agrodiariodehuelva.es