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“El mercado exige calidad, pero no la paga”. COPROHNÍJAR

La crisis del COVID-19 ha supuesto un nuevo aumento de costes para un sector que sufre una fuerte competencia de terceros países, de ahí que en Coprohníjar insistan en la necesidad de un control más exhaustivo de las importaciones.

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Coprohníjar

Ni siquiera la consideración del tomate como producto de primera necesidad durante el confinamiento ha servido para poner punto final a una campaña en positivo. Y no lo ha hecho porque, más allá de la pandemia, todos los años hay dos factores que tienen una grave incidencia sobre el sector: por un lado, el continuo incremento de los costes de producción (el gasto en mano de obra ha aumentado más de un 20% en apenas un año) y, por otro, la competencia de países terceros, que producen a precios más bajos.

“Puede que me tachen de pesado”, afirma con cierta resignación Juan Segura, presidente de Coprohníjar, pero “mientras la Unión Europea no tome medidas y controle de forma más exhaustiva la entrada de producto de terceros, los productores europeos, y los almerienses, lo tenemos muy difícil”. Para Segura, han sido estas importaciones de países extracomunitarios las que han marcado el devenir de la campaña, que ha tocado a su fin con cifras solo aceptables.

El COVID-19 ha obligado a las comercializadoras a implantar estrictos protocolos de seguridad que aún hoy se mantienen y que seguirán aplicando en los próximos meses. Las medidas de distanciamiento han traído consigo una reestructuración de las líneas, con menos empleados por turno, reduciendo de este modo la productividad y, como consecuencia, aumentando los costes. “Nos exigen calidad, servicio, garantías de seguridad alimentaria… pero el mercado no lo paga”, lamenta Segura, quien apunta que, de hecho, “hay agricultores, en general, que están abandonando el tomate cherry, aunque nosotros mantenemos el volumen de la campaña anterior”.

Con el nuevo ejercicio a la vuelta de la esquina –aunque en Coprohníjar comercializan tomate los 12 meses del año-, “estamos a la expectativa”. De momento, mantienen todas sus líneas de producto y, es más, ya han cerrado algunos programas con sus clientes habituales.

Creciendo en bio
La cooperativa nijareña cuenta ya con 170 hectáreas de producción ecológica y alcanza un volumen cercano a los 18 millones de kilos. “Este año hemos incorporado solo a nuestro catálogo bio pepino, pimiento y berenjena”, comenta Segura, quien explica que, si bien crece el consumo de este tipo de alimentos, lo hace “poco a poco”.

En su caso, no descartan seguir ampliando su número de hectáreas, pero “el crecimiento será ahora más controlado”, apunta el presidente de la cooperativa, que señala que, hoy por hoy, esta línea de negocio se encuentra en fase de consolidación.

 

25 millones de kg producción de tomate cherry.

10 millones de kg resto de tomates.

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