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Nuevas variedades e inversión en poscosecha. GIROPOMA

Giropoma apuesta por la tecnología para mejorar la producción y el packaging para competir en un mercado global.

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Cuando una empresa opta por especializarse en un producto, el resultado suele ser positivo puesto que todos los esfuerzos se dirigen a mejorarlo y a posicionarlo en un mercado muy competitivo y dinámico. Giropoma decidió hace años centrarse en la producción de manzanas, ampliando su superficie de cultivo y optando por aquellas variedades que mejor se adaptaban a su zona de cultivo y, en la actualidad, con casi 30.000 toneladas de fruta, y un alto grado de satisfacción entre sus clientes, constatan que esta apuesta fue acertada.
A las variedades tradicionales, Giropoma ha incorporado otras nuevas como Jeromine, Venus, Golden Reinders, Challenguer y Rossy Glow, con las que seguir ampliando su catálogo con manzanas de la máxima calidad. La elección varietal es muy importante, pero también es necesario invertir en la última tecnología. Alex Creixell, gerente de Giropoma, afirma que en la última campaña han destinado “una partida de 6 millones de euros en cámaras de atmósfera dinámica para poder ofrecer a nuestros clientes una manzana mejor y conservada de la forma más natural posible y también hemos hecho grandes esfuerzos para adaptar el almacén de confección, de forma que nos permita ampliar la gama de packaging de nuestros productos”.
Las empresas deben controlar al máximo su producción para competir en un mercado global y “si se tiene la calidad que demanda cada destino no es difícil alcanzar los objetivos marcados”, según Creixell. En este sentido, cabe destacar el hecho de que Giropoma forma parte del Club de productores Pink Lady y de la IGP Poma de Girona, lo que les ha favorecido a la hora de situar sus manzanas y obtener reconocimiento y prestigio aunque “se requiera de un mayor esfuerzo tanto a nivel de cultivo como comercial”, afirma Creixell.
Estas estrategias son las que permiten a la compañía afrontar el futuro con optimismo, pese a las oscilaciones de precios del mercado, la competencia de otros países o coyunturas políticas y económicas internacionales complejas como el Brexit o el veto ruso. Lo importante es buscar alternativas en otros mercados y para ello, la mejor carta de presentación es tener un buen producto y solvencia empresarial.

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