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Lo bueno está en el interior. ASPROCAN

La nueva campaña de Plátano de Canarias apela a la importancia de la calidad interna del producto frente a su dañado aspecto externo como garantía de sabor y seguridad alimentaria.

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Sabor y apariencia

No solo las personas están sometidas a la dictadura estética. Las frutas y verduras que se encuentran en los puntos de venta son seleccionadas en base a estos criterios, primándose su aspecto externo por encima de lo verdaderamente importante, el interior. Esto último es lo que está ligado a la calidad objetiva del producto, tanto desde el punto de vista organoléptico como desde la sostenibilidad social y medioambiental.

Este criterio de la estética, favorecido por normas de comercialización que no han tenido en cuenta otros aspectos, ha ido contribuyendo a una reeducación del consumidor, que se acostumbra, de esta manera, a una oferta de fruta y verdura de apariencia perfecta, pero cuyo sabor interior es cada vez más escaso.

Una cáscara de aspecto perfecto no es garantía de una fruta mejor. Sus propiedades y sabor deberían ser los elementos por los que el consumidor eligiera la fruta en los puntos de venta, y no por una apariencia perfecta y una piel reluciente, que en la mayoría de los casos acaba en la basura. En cambio, las piezas con manchas, forma imperfecta, piel rugosa o con vetas, se desechan por el hecho de que no resultan atractivas a la vista.

Dos procesos productivos diferentes

Obtener frutas y verduras de apariencia perfecta pasa, en muchos casos, por una mayor aplicación de productos fitosanitarios a lo largo del proceso de producción, por ejemplo.

Un claro ejemplo de esto es el caso de la banana y el plátano de Canarias. En esta categoría, la primera de consumo en fresco de España, existe una diferencia clara en el proceso de producción que, inevitablemente, incide sobre el aspecto externo de ambas frutas.

Los productores de plátano de Canarias se rigen bajo la Gestión Integrada de Plagas establecida por la Unión Europea (UE), que obliga a sus productores al bajo uso de productos fitosanitarios, dando prioridad a los métodos no químicos, y apenas disponen de tratamientos puntuales limitados a una o dos aplicaciones anuales y, casi la mitad de ellas, son aptas también para la producción ecológica por la Reglamentación Europea.

 El volcán de La Palma ha dejado parte de la producción más marcada de lo habitual

Sin embargo, los productores extracomunitarios de banana, que abastecen el mercado europeo, disponen de hasta 60 materias activas autorizadas de las que puede aparecer su residuo en los productos exportados a la UE. En varios casos, además, están autorizadas para su uso regular y continuado en los cultivos, pues no están afectados por el principio de Gestión Integrada de Plagas, lo que les lleva a la aplicación en 32 de las 52 semanas del año de fungicidas de alto riesgo, como por ejemplo el Propiconazol.

Esta diferencia en el uso de materias activas se refleja en el exterior de ambas frutas, con una banana de aspecto aparentemente más “perfecto”; pero también se refleja en el interior, con un plátano de Canarias de textura, sabor y calidad garantizados y certificados a nivel europeo con el sello de calidad IGP.

Las consecuencias del volcán

2022 está resultando un año especialmente delicado para la producción de plátanos en las islas Canarias, tras las consecuencias del volcán de La Palma, que ha dejado parte de la producción más marcada de lo habitual debido a los efectos puramente estéticos de la ceniza. Es importante, por tanto, apostar por esta producción, pese a su aspecto menos idílico, ya que es garantía de sabor y seguridad alimentaria, además de representar un motor económico a nivel nacional.

 

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