La segmentación llega a España. PATATA

O al menos es el objetivo que persigue y en el que está trabajando el sector, esta vez de la mano de los supermercados. Estos son conscientes de que, ante un producto tan importante en la frutería, si ya no se puede crecer en volumen, hay que hacerlo en valor. El lineal del supermercado ha cambiado y, en el siguiente análisis, abordaremos este y otros asuntos que describen la situación actual del sector de la patata.

Una campaña histórica
La sequía de 2018 y los problemas climáticos de Centroeuropa redujeron en gran medida la producción, dejando los stocks en niveles muy bajos, lo que provocó una fuerte demanda de patata por parte de los mercados desde inicios de 2019. “De hecho, ha habido un repunte de exportación de España hacia el mercado francés que hacía años que no se daba”, declara el presidente de la Sectorial de Patata de Asociafruit, Marcos Román. Esta situación se ha reflejado en el precio, que ha registrado un nivel de un 20% más con respecto a la campaña pasada.

Consumo
El consumo de patata en España en 1987 alcanzaba los 61 kg por persona al año*. Treinta y tres años después ha descendido más de un 50% con un consumo per cápita de 28,18 kg, según sostiene el Informe de Alimentación en España. Mientras tanto, otros países europeos como Holanda, Francia y Alemania superan con creces esta cifra. ¿A qué se debe?:

– A la entrada progresiva de la patata francesa en España, que se caracteriza, según algunos profesionales, por tener una baja calidad. Su importación ha ido creciendo y provocando una pérdida de superficie de cultivo en nuestro país de nada menos que unas 134.000 hectáreas desde los años 90. Es una realidad que la importación de patata gala se ha duplicado desde entonces, pasando de unas 300.000 Tn a las más de 600.000 actuales.

– A una falta de segmentación por usos culinarios en los lineales españoles al no ofrecer una patata adecuada. “La falta de frescura de la patata francesa y su menor calidad han sido dos de los factores que han provocado el descenso del consumo”, señala convencido Marcos Román. “Incluso hoy en día no se comercializa, una patata de freír diferente a la de cocción, aunque se etiquete diferente”.

Apuesta por la conservación, sí o no
Hay dos posturas enfrentadas:
1. El sector debe adoptar el modelo francés de patata de conservación, invirtiendo en cámaras y adoptando las prácticas culturales en el cultivo que le ayuden a obtener este tipo de patata.
2. Totalmente contraria, ya que consideran que la menor calidad de una patata de conservación con respecto a la fresca perjudica el consumo.

“Para hacer patata de conservación no hay por qué cambiar de variedad y, si los franceses lo hacen, por qué no nosotros, ya que nos ayudaría a importar menos y tener un suministro continuado”, explica el presidente del Comité de la Patata de Fepex, Alfonso Sáenz de Cámara.

“Nos quieren imponer el modelo francés, pero nosotros anteponemos ofrecer la máxima calidad con una patata fresca”, comentan desde Asociafruit.

Innovación
En esta línea existen dos tendencias en el mercado actual de la patata:

1. Potenciar su carácter saludable especificando nuevos usos culinarios poco extendidos en España como la cocción, salteado o microondable, mucho menos calóricos y con un gran aporte de nutrientes.

2. La conveniencia con formatos de cocción rápida y combinaciones de recetas variadas. Grandes inversiones tecnológicas y de infraestructuras se están realizando para dar respuesta a esta nueva industria que busca aumentar el consumo. Los operadores españoles están realizando un importante trabajo para aumentar el valor de este producto. Una importante iniciativa basada en la innovación.

“Sin duda existe una oportunidad sectorial actualmente que debemos saber aprovechar”, detalla el presidente del Comité de Patata de Fepex.