La picota debe contar su historia
España y Reino Unido son sus principales mercados, pero la picota quiere, y debe, ir más allá. Para ello, es clave formar e informar a los consumidores para que sepan identificarla fácilmente en los lineales.
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En nuestra visita anual al Valle del Jerte, no faltamos a la cita con la Agrupación de Cooperativas, la mayor productora y comercializadora de cereza de la zona. Allí nos recibe su gerente, Mónica Tierno, savia nueva en un sector marcadamente tradicional y cuyo entusiasmo es palpable durante toda la entrevista.
Con ella hablamos de la picota, un producto de una calidad y cualidades organolépticas que nada tienen que ver con las de la cereza convencional pero que, sin embargo, cuando llega al lineal del supermercado, el consumidor no sabe diferenciar de una simple cereza sin rabo. “El reto para crecer en picota es transmitir al consumidor final sus inusuales características organolépticas: textura crujiente, dulzor y vida útil”, nos explica la gerente de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte, para quien la picota supone el 40% de su volumen de producción anual.
En esta línea, insiste en sus peculiaridades y en la importancia de “contar su historia a un consumidor que nunca ha visto una cereza sin rabo y darle herramientas para que sepa distinguir la auténtica: la amparada por la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte”.
Esta mayor promoción de la picota es fundamental no solo para aumentar su cuota de mercado en España, sino también fuera de nuestras fronteras. Este producto tiene en Reino Unido su principal mercado de exportación y sobre él se ciernen todo tipo de dudas, de ahí que, en los últimos años, desde la Agrupación de Cooperativas hayan trabajado en la apertura de nuevos mercados para minimizar el impacto de su posible salida de la Unión Europea. “Estamos alerta ante la incertidumbre que presenta el Brexit”, afirma Tierno, quien añade que la clave para abordar esos mercados alternativos continúa siendo “la apuesta clara por la calidad de nuestro producto y la diferenciación de la cereza del Valle del Jerte del resto de orígenes”.
En este sentido, en los últimos años, han hecho importantes inversiones en sus instalaciones, donde cuentan actualmente con cuatro calibradoras ópticas y maquinaria de empaquetado que les permite adaptarse, prácticamente, a “cualquier formato que nos demanda nuestro cliente”. Asimismo, están inmersos en un proceso de reestructuración varietal y asesoramiento a sus agricultores sobre nuevas técnicas de cultivo, así como colaboran de forma activa con centros de investigación y otras empresas para dar respuesta a los problemas del sector como, por ejemplo, la mejora de la postcosecha de la cereza. “Los grandes supermercados y los mercados de larga distancia demandan una mayor vida útil del producto”, concluye la gerente de la Agrupación.
La sostenibilidad, un pilar importante
Es una cuestión que cada vez preocupa más a distribuidores y consumidores y, por ello, la Agrupación está potenciando la economía circular. “Utilizamos tecnología pionera para la optimización del uso de los recursos que consumimos en el almacén, además de asesorar a nuestros agricultores en esta misma línea”, explica Tierno.