Escribe para buscar

Estamos en plena reconversión y profesionalizando el sector

Con un volumen de producción cada vez menos significativo en porcentaje total a nivel mundial, la cereza del Jerte debe reincidir en diferenciarse por su calidad y sabor. Para ello, es fundamental trabajar en la mejora de su calibre y vida útil, “el sabor ya lo tenemos”, afirman desde la Cooperativa del Campo de Navaconcejo.

Comparte

En apenas una década, la producción de cereza del Valle del Jerte ha pasado de suponer el 75% del total nacional a tan solo el 25%, mientras que, también en Europa, han aparecido nuevas zonas productoras como Alemania, Reino Unido, Italia, Croacia, etc. Y todo ello sin olvidar el liderazgo de Turquía. “El escenario nacional e internacional ha cambiado totalmente en estos años y el sector se encuentra en un punto de inflexión”, afirma Fe Martínez, gerente de la Cooperativa del Campo de Navaconcejo.

A este mayor número de actores y, por tanto mayor competencia, Martínez añade un factor más: “Estos nuevos orígenes cuentan con un producto más atractivo visualmente, de mayor tamaño, homogéneo y con una calidad extraordinaria” que, en el caso de países como Turquía, tiene además unos costes de producción muchísimo menores; esto les permite ofertar a un precio más bajo, provocando que “no podamos competir en costes y, por ende, una falta de competitividad”. En este contexto, la supervivencia del sector de la cereza del Jerte pasa por “una reconversión total y una mayor profesionalización para ser más competitivos”, afirma con contundencia Martínez.

Hace dos años, la cooperativa, en el marco del Grupo Operativo GO Cereza, inició un proceso de reconversión y recomendaciones varietales para mejorar la calidad de esta fruta, así como sus procesos pre y postcosecha. Para ello necesitan, además, la colaboración de sus agricultores, a quienes asesoran continuamente para que mejoren sus prácticas sobre el cultivo. “El buen hacer del agricultor es imprescindible para aumentar la vida útil de la cereza”, apunta la gerente, quien explica que, por ejemplo, es clave no recolectar la fruta durante las horas centrales del día y reducir a cuatro horas, como máximo, el tiempo transcurrido desde la recolección hasta su entrada en el almacén. Una vez allí, “mantener la cadena de frío hasta que la cereza llega al consumidor final es nuestra responsabilidad”.

Estas mejoras vienen a sumarse a las ya introducidas por las empresas del sector en sus centrales, con la realización de las inversiones adecuadas para el proceso de enfriamiento de la cereza, mantenimiento y aseguramiento de la cadena de frío, calibrado y clasificación, aseguramiento de las normativas y sistemas de calidad, etc. Mejoras sin las que “quedaríamos excluidos del mercado”. Todo esto va a permitir al sector ofrecer a los consumidores la fruta que demandan y con un valor añadido que solo tiene la cereza del Jerte: un sabor excepcional. “Lo más difícil, que es el sabor, ya lo tenemos, ahora debemos trabajar todos, agricultores y centrales hortofrutícolas, por mejorar la calidad”, insiste.

Primeros pasos
Cuando visitamos el Valle del Jerte en plena floración, Martínez nos explica que, en esta campaña, ya se han dado los primeros pasos para obtener ese producto de calidad y tamaño adecuado a las exigencias de los consumidores. “Estamos mejorando las buenas prácticas agrícolas. Hemos podado mucho más para mejorar los calibres y se han arrancado las variedades que el mercado rechaza. El sector ya ha reaccionado”, concluye.

Etiquetas

Te puede interesar

Deja un comentario

Subscríbete a nuestra newsletter
Sé el primero en conocer las noticias diarias del sector hortofrutícola, directas a tu email
Suscríbete
Mantente informado, siempre puedes darte de baja.
close-link