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El tonelaje de cítricos aptos para comercializar en fresco será menor al estimado por los aforos

El Comité de Gestión de Cítricos advierte que esta temporada viene marcada por los efectos de la sequía, de una primavera y un verano excepcionalmente cálidos, con un déficit de precipitaciones histórico.

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cítricos

El Comité de Gestión de Cítricos (CGC) se reunió el martes para valorar los aforos ci­trí­colas ofi­cia­les presentados recientemente por la Comunidad Valenciana, Andalucía y Murcia -porque Cataluña, la cuar­ta región con mayor producción, por falta de presupuesto, ha dejado de realizarlos- y ana­lizar su repercusión en el devenir de la presente cam­­paña.

La pri­­mera y más evidente conclusión es que el tonelaje nacional que se podrá co­mer­­­cia­lizar en el mercado en fresco será sen­siblemente menor al estimado por tales previsiones. Ello se deberá a tres factores fun­damentales: la falta de lluvias ha extendido el problema de calibres y mucha fruta no reúne las con­diciones para ser recolectada; los aclareos ya realizados y los que se recomienda hacer para atenuar esta carencia reducirán tam­bién de forma importante la cosecha ahora aforada y, en tercera instancia, el sector tiene un amplio mar­gen sobre la pasada campaña para incrementar el tonelaje destinado a su transformación en zumo, lo que también descon­ges­tio­na­ría el circuito en fresco.

La segunda con­clu­sión, por otro lado, es que esta temporada se dispondrá de mandarinas y na­ran­­jas de calidad «ex­cep­cio­nal», como lo demuestran los estudios del IVIA y del Soivre sobre la relación de acidez y azúcar y que acreditan su al­to contenido en zumo.

El CGC advierte que esta temporada viene mar­ca­da por los efectos de la sequía, de una pri­mavera y un ve­ra­no excepcionalmente cálidos, con un dé­ficit de pre­­­cipitaciones histórico y que tal cosa ha pro­vo­ca­­do que un im­por­tan­te porcentaje de la co­se­cha de n­a­ran­­­­jas y mandarinas ten­gan ya o vayan a pa­de­cer probablemente se­­­rios proble­mas de calibre, una falta de tamaño que provoca el re­cha­zo de la gran distribución y que podría disparar las mer­mas en la pro­ducción.

Con todo y aún cuestionando los datos oficiales, esta asociación nacional matiza que el re­sul­tado glo­bal de tales aforos no supone más que la vuelta a una co­se­cha «normal», que garantizará un suministro equi­li­brado a los mercados y que es casi idéntica en sus cifras a la re­gis­­­trada en el balance final de campaña de hace dos años (2014/15), en la que no se dieron los problemas deri­va­dos de la falta de lluvias que sí se evidencian ahora.

Efectivamente, los poco más de 7 millones de toneladas de cítricos que se calcula se producirán en esta tem­po­­­­­rada difieren sólo un 0,8% con los tonelajes ajustados al final de la citada campaña 2014/15 pero re­sul­tan ser un 16,6% superiores a los del balance calculado para la pasada, la 2015/16. A este respecto, tanto el CGC como los técnicos de las tres consejerías de Agricultura que han realizado las previsiones de cosecha, coinciden en remarcar que las dos úl­timas tem­po­ra­das «no son comparables» porque ambas han sido «excepcionales» por con­di­cionantes bien dis­tin­tos: la pasada tem­po­ra­da es­tu­­vo marcada por el extremo viento de poniente de mayo de 2015, que provocó una drás­tica reducción de la producción y la campaña que ahora arranca viene definida por la sequía en todo el arco me­di­terráneo, lo que ha afectado al tamaño de muchas mandarinas y naranjas.

Por otra parte, los aforos regionales se realizaron en julio y agosto y ha sido precisamente durante estos meses cuando muchos agricultores han procedido a realizar ‘aclareos’ para así hacer caer la fruta de menor tamaño y me­jo­rar la que se queda en el árbol. Esta práctica, por cierto, fue recomendada -a juicio del CGC, acertadamente- por los téc­nicos de la propia Consejería de Agricultura valenciana en la presentación del aforo como la mejor fórmu­la con la que atenuar los citados problemas de calibres de cara al inicio de las próximas campañas de mandarinas y na­ran­jas.

Por otra parte y como se ha reconocido abiertamente desde la Junta de Andalucía y desde la Generalitat Va­len­ciana, se im­­pone hacer una revisión de la superficie citrícola realmente plantada, que parece estar bas­tan­­te lejos de la que se de­clara oficialmente. El CGC reclama a este respecto a la Administración que se analice con rigor y se diferencia cla­ra­mente entre las plantaciones en las que se produce y en las que ya no. La sospecha de que la super­fi­cie citrícola es­tá ‘hin­chada’ se ve alimentada por los datos de venta de plantones de cítricos (pro­por­­­cionados por AVASA): la ci­tri­cul­­tu­ra española ha pasado del boom de nuevas plan­ta­cio­nes experimentado en la dé­­cada com­pren­dida entre la cam­­pa­­ña 1995/96 y la 2005/06 -en la que las compras anuales de plantones se situaron en 6,6 mi­llo­nes- a otra etapa dis­­tinta sostenida du­ran­­te los siguientes ocho años, con adquisiciones de sólo 3,5 mi­llones de plan­to­nes por año.

Cifras que a duras penas dan de sí como para asegurar la re­po­­sición de los árboles más vie­jos y que ilus­tran el aban­dono de cam­pos o el cambio hacia otros cultivos que es evidente que se ha consoli­da­do en el último lustro.

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