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El sector agroalimentario confía en la nanotecnología para ganar competitividad

Ésta ha sido una de las principales conclusiones de la segunda edición del congreso "Alibetopías", organizado por la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB).

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La nanotecnología ofrece múltiples aplicaciones prácticas a un sector agroalimentario que confía en esta vía para mejorar la conservación y las propiedades de sus productos, y ganar así competitividad en un mercado cada vez más complejo y cambiante. Ésta ha sido una de las principales conclusiones de la segunda edición del congreso «Alibetopías», organizado por la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) y celebrado en la sede del Ministerio de Agricultura, Medio Ambiente y Alimentación.

El foro, que ha reunido a cerca de 300 personas, ha reflejado la creciente importancia de la innovación y la tecnología en un sector clave para la economía española (representa en torno al 10 % del PIB) y ha dado a conocer casos de empresas que ya están apostando por estos avances. Durante su intervención, el secretario general de Agricultura y Alimentación, Carlos Cabanas, situó este foro dentro del «marco estratégico de la FIAB para hacer frente a los retos del sector y para poner en valor instrumentos dirigidos a reforzar la competitividad» de cara a 2020. «Nuestros mercados son cada vez más globalizados y exigentes y la industria tiene que digitalizarse para ser competitiva ante un consumidor cada vez más exigente y con gustos cambiantes», ha insistido Cabanas, quien ha defendido que ya existe un cambio de modelo hacia una industria alimentaria 4.0.

La nanotecnología es objeto de investigaciones por parte de la industria desde el año 2003, y trece años después ya es utilizada en el área de envases o el vino, entre otros. «Hay grandes oportunidades y retos en la aplicación de la nanotecnología en alimentación», ha destacado el representante español en la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), José Manuel Barat, quien ha advertido de la necesidad de profundizar las investigaciones sobre los riesgos que conlleva para poder dar todas las garantías a los consumidores y evitar que despierte suspicacias.

En su opinión, trabajar con partículas de un tamaño un millón de veces más pequeño que un milímetro es especialmente interesante en el área de los envases, ya que pueden ayudar a alargar los plazos de caducidad con antioxidantes o favoreciendo la absorción de oxígeno. Además, permite aumentar la «vida útil» de los productos a través de sustancias antimicrobianas que son añadidas a estas nanopartículas y posteriormente liberadas de forma controlada en el alimento.

El investigador José María Lagarón, miembro del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha citado aplicaciones concretas, como la posibilidad de añadir «absorbedores de radicales libres que permiten que la carne siga roja más tiempo» o nanopartículas que ayuden a mantener una temperatura constante. También es posible a través de esta vía «encapsular» sustancias beneficiosas para la salud que después, de forma natural, liberen probióticos, aceites marinos u omega tres, según su experiencia.

Desde los laboratorios Enosan, su director de I+D, Jorge Vega, ha destacado la utilidad del uso de nanopartículas de plata en el vino, lo que puede permitir que los bodegueros dejen de añadir sulfuroso.

Fuente: EFEAGRO.

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