Las heladas acaban con la alcachofa que sobrevivía en el Guadalentín
Las hogueras y el sistema de aspersión salvan de momento la producción de frutales en Cieza y la comarca del Altiplano
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Los agricultores han ganado el primer asalto a las heladas que castigaron el campo las pasadas madrugadas. Lo hicieron con ‘bajas’ -sobre todo en los cultivos de alcachofa, brócoli y lechugas del Valle del Guadalentín-, pero en el resto de la Región los sistemas antiheladas utilizados por los productores consiguieron esta vez compensar el abrupto descenso de temperaturas y minimizar los daños en Cieza -donde el termómetro cayó incluso cinco grados por debajo de cero- y el Altiplano.
En Lorca y el Valle del Guadalentín, las temperaturas llegaron a los -4º durante la madrugada, a consecuencia de la ausencia de viento y los cielos rasos. El frío afectó sobre todo a la alcachofa y el brócoli, aunque las repercusiones -según explica el presidente regional de Coag, Miguel Padilla- no se conocerán hasta dentro de unos días: «Se ha helado la alcachofa que quedaba y que no había sufrido daños durante las heladas de diciembre», aseguró. Padilla añadió que ayer, a primera hora de la mañana, «el brócoli no se podía recolectar porque está helado, pero hasta dentro de unos días no sabremos la repercusión que ha tenido en la pella», insistió.
Las temperaturas diurnas, las segundas más bajas desde 1985
La lechuga, según Padilla, también podría haberse visto afectada en sus capas más exteriores y «habrá que quitarle una o dos hojas». Las zonas más afectadas por las heladas han sido las de Campillo, Torrecilla y Aguaderas. «Las temperaturas han sido extremas en estas zonas en la madrugada de ayer», añadía Padilla, «debido a la escasez de viento, que se calmó después de algunos días de soplar intensamente, y que en el cielo no había prácticamente nubes».
En el Altiplano, sin embargo, no se han registrado daños en los cultivos a consecuencia de las bajas temperaturas. Sin embargo, el presidente de Coag en Jumilla, Pedro Lencina, no descarta la posibilidad de que las heladas finalmente puedan causar algún tipo de impacto, sobre todo en el calendario de siembras. En Cehegín, los agricultores repusieron los plásticos arrancados por el viento en los invernaderos de flor y no registraron daños por las heladas.
Agua y fuego contra el frío
En Cieza, responsables agrarios corroboraron que los daños han sido «prácticamente inexistentes» y que el único efecto que tendrán las bajas temperaturas será el de retrasar el aclareo de la arboleda entre 8 y 10 días respecto a la fecha prevista.
La crisis y otros factores provocaron ya un endurecimiento de las condiciones de los seguros agrarios que hoy, impiden proteger la mayor parte de la cosecha de frutales. Los agricultores se han visto obligados a variar la estrategia en las últimas temporadas para amparar su producción y, por ende, los jornales que ésta propicia, sobre todo en la época de la recolección, y que suponen una tabla de salvación económica para miles de familias cada año.
Los nuevos métodos para defender la fruta pasan por la adopción de diversos sistemas que contrarrestan el efecto aniquilador de la llamada «inversión térmica». Destacan las técnicas de la quema de pacas vegetales, que calientan el aire de las fincas durante los picos de frío; y los aspersores aéreos de agua, popularmente conocidos como ‘pajaritos’, que rocían con una fina lluvia madera y flor, creando un recubrimiento de hielo que evita que el frío queme las yemas y brotes al mantenerlos a cero grados.
Se trata de sistemas que tienen sus inconvenientes. Los aspersores son caros y necesitan una gran cantidad de agua, mientras que la quema de pacas provoca humaredas que han llegado a provocar protestas de ciudadanos y colectivos ecologistas. La situación llevó al Ayuntamiento a dictar un bando para conciliar los intereses de los agricultores y el resto de vecinos. Al tiempo, representantes de organizaciones agrarias agradecieron este fin de semana a la población su comprensión por las molestias de los humos y han recordado solo estarán activas las quemas «unos pocos días entre febrero y marzo».
Según Manuel Martínez, de Coag-Cieza, esta vez los sistemas antiheladas han funcionado, y las lluvias pueden conceder además una tregua contra el frío de las madrugadas. Pero el peligro continuará hasta el mes de marzo, por lo que los productores no bajarán la guardia.
Fuente: www.laverdad.es