Las alcachofas, recomendadas para combatir la astenia primaveral
Desde la asociación Alcachofa de España reivindican la importancia de una alimentación saludable para sobrellevar los síntomas de dicho trastorno adaptativo.
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El cambio de estación después del invierno puede implicar astenia primaveral para muchas personas. Las alcachofas se encuentran entre los alimentos recomendados para combatirla por su capacidad depurativa, de manera que ayudan a eliminar toxinas y, por tanto, a que el organismo esté más preparado para afrontar las variables que lo desestabilizan y consumen más energía en esta época del año.
La asociación sin ánimo de lucro Alcachofa de España hace hincapié en la importancia de mantener una dieta sana y equilibrada como costumbre y destaca que “esto se hace especialmente evidente en un trastorno adaptativo como la astenia primaveral, que implica cansancio o alteraciones del sueño, ya que estos síntomas se sobrellevan mejor gracias a alimentos que facilitan un mejor funcionamiento de nuestro cuerpo”.
Concretamente, la capacidad depurativa de las alcachofas se debe a la cinarina, un compuesto fenolítico que actúa sobre los riñones, de manera que contribuye a disminuir la retención de líquidos y favorece la eliminación de orina. Además, esta verdura es rica en vitaminas A, B, C y E, así como en diferentes minerales (potasio, calcio, magnesio y fósforo), lo cual contribuye a recuperar la vitalidad.
Asimismo, desde la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) indican que existen cinco grupos de alimentos imprescindibles para hacer frente a la astenia primaveral: integrales, frutas, legumbres, frutos secos y verduras, entre las que mencionan a las alcachofas. “Coincide que son producto de temporada en primavera, cuando tiene lugar su segundo colmo”, matizan desde Alcachofa de España.
¿Cómo preparar la alcachofa en fresco?
Dado que es uno de los mejores momentos para consumir esta verdura en fresco, la asociación Alcachofa de España recomienda limpiar bien cada pieza cortando el tallo y la punta superior, así como quitar las brácteas externas verdes y duras hasta llegar al corazón, que tiene un color más amarillo. Acto seguido, es aconsejable sumergidas inmediatamente en agua con zumo de limón para evitar que se oxiden (que se pongan negras) y cocinarlas lo antes posible, evitando temperaturas muy altas durante mucho tiempo para no debilitar sus nutrientes.