Esto funciona: el caso del etefón
Comparte
Las autoridades holandesas han comunicado a finales de abril a la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea la detección de una partida de tomate procedente de Almería con restos de Etefón, un producto de uso prohibido desde hace más de tres años en España (pero no en Italia por ejemplo) en tomate (pero no en algodón). Es una sustancia que sirve, según me dicen mis amigos que se han ofrecido a disminuir mi nivel de ignorancia, para adelantar la maduración.
Desde entonces se ha puesto en marcha con rapidez la maquinaria: Gracias al sistema de trazabilidad se ha localizado la explotación de la que procedía. Los técnicos de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía han tomado muestras en dos invernaderos diferentes pertenecientes al mismo productor. Una de las muestras obtenidas arrojaría incluso niveles de residuos muy superiores a los límites permitidos en los Estados miembros que lo autorizan.
No es una buena noticia, evidentemente. Es verdad que la provincia de Almería se ha volcado en la agricultura integrada y el control biológico de plagas así como en la agricultura ecológica. También lo es que esto no justifica ningún titular fuera de cierta prensa especializada como la revista que nos acoge. En cambio, el etefón ha llegado a los telediarios.
Sin embargo, prefiero ver las cosas desde otro prisma. El sistema de control funciona; la colaboración entre administraciones también. Los mecanismos de trazabilidad puestos en marcha permiten rápidamente llegar a la fuente del problema y se abre el correspondiente expediente sancionador (no “informativo” como acontece en otros ámbitos de nuestra vida ciudadana). Abra de esperar a su resolución para determinar si falta, culpa o delito ha habido y, si tal es el caso, sancionar de manera proporcional y ejemplificadora.
Por esto he titulado este post “esto funciona”, porque creo que debemos verlo como un estímulo para seguir haciendo las cosas bien. Nuestra reglamentación se basa, con razón, en la responsabilidad de los productores como primer escalón del proceso y, creo, es una buena cosa. El que la hace lo debe pagar. Si este es el caso, esta es la manera de consolidar el acuerdo, compromiso y relación de confianza entre los productores y los consumidores, de España y de fuera.