Cansados de ser resilientes

Los productores viven momentos difíciles, quizás como nunca. Cada día se enfrentan a un nuevo desafío y, pese a que están acostumbrados, los disparos llegan de todos lados. Por ello, quizás, no debemos sorprendernos con lo que ha sucedido hace unas semanas en Inglaterra, con decenas de lineales vacíos de verduras. Pero, ¿por qué sucede?, se preguntan unos, mientras otros contestan que esto es consecuencia de un modelo de compraventa hortofrutícola obsoleto, que tiene que cambiar y adaptarse a un contexto y circunstancias muy volátiles. Los países tienen que ser conscientes de que tener un producto fresco de calidad implica un precio justo, además de planificar las campañas para evitar desabastecimientos. Así de claro, nos comentaba Enrique de los Ríos en una entrevista que le hicimos sobre este tema. También él se lamentaba de la falta de unión del sector, de la necesidad de un lobby que les representara y luchara por estos cambios que se necesitan con urgencia para ser rentables. Porque la rentabilidad, hoy día, está en juego: altos costes, falta de producción y precios a la baja hacen que, campaña tras campaña, los resultados no sean los esperados, y la incertidumbre de no saber si se podrá sembrar por la sequía a consecuencia del cambio climático que hace casi inviable el desarrollo del cultivo.
Y las administraciones, ¿Qué hacen? Pues según el sector, poco, y no ayudan mucho con tanta reglamentación impuesta sin consultar, como el caso del impuesto al plástico o el recorte del trasvase del Tajo-Segura.
El año se ha iniciado complicado, esperemos que la inflación empiece a bajar y se estabilicen los precios. Será mucho más complicado que llueva, pero eso no podemos controlarlo. En definitiva, creo que la resiliencia del sector se está agotando y el mercado y la sociedad tienen que darse cuenta de ello.