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Las nuevas variedades van en la buena dirección. VIVEROS RÍO ERESMA

Javier Palacios, director de Viveros Río Eresma, puede hablar más alto pero no más claro cuando defiende la idea de que el sabor de la fruta debe ser la prioridad para impulsar el consumo y considera que las nuevas variedades están consiguiendo este objetivo.

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Es una realidad que la fresa española sólo se demanda cuando no hay producción local en los países de destino, por lo que el objetivo del sector no debe ser otro que el de elevar de nuevo el buen nombre de la fresa de Huelva a nivel internacional. Para ello, hay que centrarse en la calidad. Esta situación se ha debido a que durante años España ha empleado variedades precoces que ofrecían una larga vida poscosecha para llegar a los países importadores dejando de lado el sabor, mientras estos producían en primavera y verano una fruta de corto recorrido y podían centrarse  en ofrecer un buen nivel de grado brix, poniendo en el mercado una óptima calidad organoléptica en su fresa. Por lo que el consumidor europeo se decantaba por su producción antes que por la nuestra.

Pero en la actualidad, la oferta varietal de fresa que existe está tomando una buena dirección para cambiar esta tendencia, ya que está logrando obtener un equilibrio entre buena conservación, alto rendimiento y excelente sabor, y como ejemplo encontramos Fortuna de EMCocal, y Primoris y Rábida, de Fresas Nuevos Materiales, Candonga y Sabrina, de Planasa: “Son variedades muy interesantes que se están afianzando en los mercados y contribuyendo a remontar el consumo de este producto por su calidad y excelentes condiciones en los lineales, mejorando el trabajo que veníamos realizando hasta el momento”, manifiesta Javier Palacios, director de Viveros Río Eresma.

Ahora el reto se encuentra por tanto, en acompañar el desarrollo de estas variedades con una reducción en la superficie de producción a nivel europeo. Según Palacios, “es mejor apostar por la calidad que por el volumen, pero no solo con el fin de incrementar el valor del producto, sino sobre todo para invitar a repetir al consumidor”. Tras esta afirmación, lanza la idea de volver a desarrollar el remate de la campaña alargándola hasta junio de nuevo, donde se registran momentos de consumo masivo de este tipo de frutas, con variedades diferentes que solapen con las precoces en la producción, manteniendo calidad desde noviembre hasta junio. Así enlazando dos o tres variedades diferentes específicas para cada momento de producción y destruyendo las no adecuadas por haber pasado ya su momento óptimo, podríamos abastecer los mercados nacionales e internacionales con la mejor calidad posible.

Con todo ello, Palacios reitera que sólo a través de la calidad, el sector puede competir con las producciones locales de otros países, e incrementar la demanda a nivel nacional, una idea que también se defendió en el I Congreso de Frutos Rojos celebrado el 24 y 25 de junio en Huelva.

Club de variedades

Cuando preguntamos a Palacios sobre el principal reto del sector viverista, nos menciona la dificultad que les genera el hecho de otorgar la exclusividad de algunos materiales a unos pocos, poniendo entre las cuerdas a aquellos que se quedan fuera, sin licencia. Una situación que perjudica en gran medida a los viveros comerciales porque les puede hacer perder su tradicional cartera de clientes restándoles competitividad. Otro desafío más por el que seguir invirtiendo sus esfuerzos en hacer buena planta de cualquier programa que quiera permanecer o introducirse en Huelva.

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