“La agricultura necesita nuevas soluciones para el consumidor actual”. AGRÍCOLA STA. EULALIA
En Agrícola Santa Eulalia velan por el desarrollo de un cultivo de brócoli con la máxima calidad, sanidad vegetal y sostenibilidad medioambiental. Y ¿cómo alcanzan este objetivo? Nos reunimos con su director técnico, Francisco Espín, para descifrar cómo lo logran.
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Los consumidores no nos conformamos con que cada país o supermercado aplique su límite permitido de residuos a la fruta y verdura, sino que queremos la máxima seguridad alimentaria. De ahí el crecimiento de líneas de trabajo como los productos residuo 0 y el ecológico. Pero, ¿son realmente necesarios? Desde Agrícola Santa Eulalia, su director técnico, Francisco Espín, que cada día trabaja el cultivo de forma que da respuesta a estas demandas, se lo plantea seriamente: “Yo considero que la fruta y la verdura producida en España es en general 100% saludable y su consumo es totalmente seguro gracias a los protocolos de calidad implantados en las empresas”.
Aunque cada día es más difícil cultivar, especialmente el brócoli, dada su alta sensibilidad a los cambios de temperatura y a las condiciones climáticas en general y son muchas las restricciones a las que se enfrentan sus productores para ofrecer un óptimo rendimiento a sus cultivos. “Nadie te puede garantizar cuál será el comportamiento de las temperaturas en el próximo mes de cultivo”, señala Espín. Ante esta situación, en Agrícola Santa Eulalia trabajan combinando el uso de variedades con tolerancias a enfermedades y prácticas de cultivo beneficiosas, sumado a los tratamientos más adecuados para esa plantación. Además, “cada finca tiene, según sus condiciones y producto a cultivar, su mejor momento para producir”, detalla, para evitar, por ejemplo, plagas como el pulgón que pueden perjudicar la calidad del producto.
En esta línea, es el hongo Alternaria el más temido en el desarrollo de esta brásica. “Es muy agresivo y no se puede combatir con las materias activas autorizadas, necesitamos nuevas soluciones para el cultivo actual”, señala.
Al final, según Espín, las restricciones fitosanitarias incrementan el coste de producción, bien por la programación de mayor cantidad de plantación por posibles pérdidas o bien por la mano de obra necesaria para el manejo extra del cultivo.