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“Hay que canalizar energías en la promoción». ALICHAMPI

Juan Ramón Bonet, gerente de Alichampi, reflexiona, una vez más, sobre la gran capacidad de desarrollo que tiene el sector hortofrutícola y detalla aquellos problemas que podrían solventarse fácilmente.

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Mayor cuota de mercado
No es un secreto que las frutas tropicales están adquiriendo cada vez mayor importancia en la cesta de la compra, por lo que, en nuestra entidad, especializada en este tipo de referencias, continúa la tendencia al alza en el nivel de ventas de esta gama de productos. Así, el aguacate, la papaya, el kiwi y, sobre todo, la pitahaya, tienen cada vez más espacio en el lineal y con una venta consolidada.

Horeca
Los mercados centrales han sido uno de los canales más afectados por las restricciones impuestas al Horeca durante la crisis sanitaria; sin embargo, desde el mes de agosto, hemos alcanzado por fin la normalidad en el nivel de ventas a estos clientes. El sector de la restauración ha demostrado tener una gran capacidad de resiliencia y, aunque creíamos que sería difícil recuperar el ritmo de actividad de este canal a los niveles anteriores a la pandemia, lo está consiguiendo con esfuerzo y una mayor inversión en medidas sanitarias.

Año Internacional de las Frutas y Hortalizas
A colación de esta celebración, es interesante recalcar las debilidades del sector. En general, es urgente revisar el trato que se le está dando al campo y, en especial, a las pequeñas explotaciones familiares, que son las que más nos aseguran la calidad en los productos, sobre todo, en lo referente a sabor y frescura. Además, hay muchos factores que desincentivan la actividad, como son los cambios en la climatología, la falta de rentabilidad y la ausencia de relevo generacional que, junto a las normativas a veces absurdas solo con fines recaudatorios y las trabas burocráticas dificultan el desarrollo eficiente de la actividad.

También existen algunos sindicatos y ciertos “iluminados” que, con ánimo de notoriedad y para ocultar su poca profesionalidad, están haciendo mucho ruido mediático, con el consiguiente efecto negativo sobre el consumo. Culpan a todos los operadores de la cadena de distribución de las dificultades del sector, en lugar de canalizar esas energías en promocionar el consumo de frutas y hortalizas, y seguir el ejemplo de las pequeñas explotaciones de productos de alta calidad que han creado y establecido su marca, siendo así ellos los que marcan el precio al existir una buena demanda que valora su buen trabajo.

Tampoco es de recibo que, a estas alturas, los catering que sirven a los comedores escolares o los propios colegios vayan con el presupuesto tan justo por parte de las autonomías correspondientes, que se vean obligados a servir frutas y verduras de segunda calidad, lo cual, aparte de inmoral, no fomenta el consumo, sino todo lo contrario.
Son aspectos a cambiar y para los que todos debemos aportar nuestra profesionalidad con el fin de asegurar una oferta de calidad que estimule el consumo y aporte un plus en la calidad de vida de los consumidores.

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