El futuro es de las especialidades
Lograr un tomate con sabor es la panacea, pero no es fácil, y sobre todo, nadie está dispuesto a pagar por él. La solución: buscar nichos de mercados a los que llegar con especialidades.
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El sector del tomate ha cerrado una campaña agrícola 2016/2017 con buenos precios, al menos hasta finales de abril. El valor de las exportaciones ha crecido durante el primer cuatrimestre de 2017 un 12%, hasta alcanzar los 549 millones de euros, un dato realmente interesante a pesar de que el volumen sí ha descendido (15%), hasta las 428.394 Tn (Datos Fepex).
Esta coyuntura de buenos precios se refleja en los reportajes que acompañan a este especial, sin embargo en todos ellos encontramos un denominador común, la búsqueda de sabor como argumento para lograr una mayor penetración en los mercados actuales o en los futuros.
Pero tenemos que tener en cuenta un aspecto, y así nos lo han trasladado desde las casas de semillas que hemos visitado: lograr sabor en tomate no es gratis. Exige desarrollar costosos procesos de investigación, infinidad de pruebas hasta dar con la variedad que ofrezca sabor y que no omita productividad o resistencias. Porque, como un responsable técnico de semillas nos apuntaba, “¿de qué sirve tener sabor si no tienes producción?
Pero la distribución y sobre todo el consumidor no están dispuestos a pagar más por un tomate de sabor.
¿Qué hacemos entonces?
Un claro ejemplo de lo que está ocurriendo lo tenemos en el cherry suelto. Se ha convertido en un producto commodity, llegando al consumidor a “un precio de batalla”. No pretendamos encontrar algo exquisito.
Si queremos trabajar con tomates con sabor y obtener rentabilidad, tendremos que mirar hacia las especialidades y hacia nichos de mercados qué sí estén dispuestos a pagar ese sabor. Y en ello se afanan las casas de semillas, que si bien seguirán ofertando esos tomates commodities, están llenando sus portfolios de nuevas variedades donde ,repito, el sabor no es lo único.
Otra de las cuestiones que el sector debe afrontar es la necesidad de vender su diferenciación. Al fin y al cabo, casi nadie produce un tipo de tomate en exclusiva, por lo que si quieres que tu cliente te vea diferente, tienes que mostrarle lo que haces y cómo lo haces. Innovación, sostenibilidad, transparencia y creación de marcas… son todos argumentos válidos para un mercado que se presenta cada año más saturado, máxime cuando Rusia sigue cerrada, y Reino Unido nos da la espalda.