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Formar mejores directivos para construir empresas más competitivas

Prof. José Antonio Boccherini Bogert. Director, Departamento de Empresas Alimentarias. Instituto Internacional San Telmo.

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El sector agroalimentario exportó en 2013 productos por valor de 38.000 millones de euros, con un superávit de 7.841 millones. El hortofrutícola generó el 31% de estas exportaciones (11.767 millones) y el 114% de ese superávit (8.957 millones), y esto se ha conseguido a pesar de algunas dificultades como el veto ruso. Nuestra  hortofruticultura hace tiempo que no vive de subvenciones y ello le ha obligado a ser competitiva y conseguir altos niveles de reconocimiento internacional.

Pero no hay que dormirse en los laureles. Los mercados de la UE (destino del 90% de las exportaciones) son maduros, con bajos crecimientos y presiones en precios. El sector está fragmentado, con muchas empresas y cooperativas pequeñas. Hay competidores en países emergentes que apuntan a nuestros mercados. El negocio es cada vez más global y es necesario entender bien los cambios para detectar las amenazas, identificar las oportunidades y construir las capacidades necesarias. Por otra parte, las empresas son poco atractivas para los mejores directivos.

La formación es una pieza clave para construir esas capacidades y atraer talentos. Hay mucha oferta formativa, centrada en habilidades técnicas y comerciales, pero  poca oferta especializada para los que tienen la responsabilidad de asegurar el futuro de las empresas alimentarias: su alta dirección. Además, muchos directivos del sector consideran innecesario formarse, o conciben su propia formación como un lujo prescindible (un gasto) más que como una prioridad irrenunciable (una inversión). Pero las empresas acaban siendo lo que sus directivos son capaces de hacer con ellas y los directivos de hoy se enfrentan a un entorno complejo, cambiante e impredecible, en el que es necesario reinventar constantemente los modelos de negocio y diseñar nuevas propuestas empresariales.

En el Instituto Internacional San Telmo llevamos más de 30 años formando a la alta dirección de las empresas agroalimentarias. ¿Cómo se les forma? ¿Cómo se mejora su capacidad de diagnóstico? ¿Cómo se desarrolla su habilidad para diseñar un futuro rentable y hacerlo realidad? No hay recetas mágicas para dirigir. La respuesta ante una disminución de las ventas puede ser lanzar una gama low-cost o una línea premium. Lo importante es tener criterio para decidir qué camino es el correcto en nuestra empresa y situación concreta. Por ello, para la alta dirección es más útil el debate, el análisis metódico de problemas y retos reales y el intercambio de experiencias prácticas que el estudio de teorías complejas. El método del caso está reconocido como el mejor para el desarrollo de estas capacidades, sobre todo si se utilizan casos actuales y especializados en el sector en que trabaja el directivo y se debaten con otros colegas con experiencia. La alta dirección necesita, además, construir relaciones de negocio de alto nivel, para identificar oportunidades de forma conjunta y colaborar. Ésta es la esencia de los programas y actividades agroalimentarias especializadas que impartimos en nuestro centro.

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