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El sector necesita controlar los caprichos de la climatología. TALIFLOR

Después de haber alcanzado el equilibrio entre la oferta y la demanda, el sector de la zanahoria de manojo necesita controlar los vaivenes que la climatología genera en la producción. Disponer de nuevas variedades más resistentes parece ser una buena alternativa, como nos indican desde la firma Taliflor.

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La provincia de Cádiz, con casi 1.800 hectáreas de cultivo y una producción superior a las 68.000 Tn (datos MAGRAMA), es la principal zona productora en cuanto al cultivo de zanahoria se refiere, sobre todo de manojo, pues encuentra en estas ricas tierras, regadas por el Guadalquivir, los nutrientes y el drenaje necesario para hacer de este producto una hortaliza fina, sabrosa y con una hoja característica que aporta frescura. Sin embargo, estas excelentes cualidades parecen no ser suficiente para lograr un diferencial en los mercados. Así nos lo trasmiten cuando visitamos Chipiona, localidad que junto con Sanlúcar de Barrameda concentran casi la totalidad de la superficie dedicada a este cultivo. En esta ocasión es la entidad Taliflor quien nos abre las puertas de sus instalaciones, en un día lluvioso que para nada anticipaba la inminente llegada de la primavera. “La climatología es uno de los elementos más determinantes en el cultivo de la zanahoria de manojo, pues a pesar de que hemos logrado un buen equilibrio entre la oferta y la demanda, el frío, la lluvia o las humedades pueden echar por tierra cualquier previsión de cosecha”, nos explica Cristóbal Díaz, director comercial de la firma, describiéndonos lo vivido en esta campaña.

Poca diversidad varietal

Y es que las cálidas temperaturas del mes de noviembre, junto a los elevados niveles de humedad, provocaron problemas de calidad, además de un adelanto de la cosecha, generando dificultades comerciales que se tradujeron en bajos niveles de precios. Sin embargo, el atípico invierno, más frío de lo normal, ha reducido los rendimientos por hectárea, disparándose por tanto los precios en los mercados. Son estos los argumentos que Díaz nos detalla para afianzar la idea de que hoy por hoy existe poca diversidad varietal en zanahoria tipo Amsterdam para poder hacer frente a estas adversidades climatológicas que limitan las producciones y por tanto la comercialización. “Con menos de cinco variedades tenemos que cubrir toda la campaña, y a veces es complicado”, apunta el director comercial.

Quizás por esta misma volatilidad de la producción y de los precios, el sector de la zanahoria lleva apostando desde hace ya años por cultivos complementarios como el boniato, el puerro, la remolacha, la calabaza, hierbas aromáticas, y así pueden tener en marcha la maquinaria productiva, envasadora y comercial de las empresas de la zona, como es el caso de Taliflor.

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