El papel de España en el mercado del tomate
1. ¿Qué ventajas competitivas tiene el producto español?2. ¿Debe España aspirar a un modelo high tech?3. ¿Cuáles son las principales oportunidades de mercado para el producto nacional?
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Miguel Espinosa Moreno, Consumer & Customer Manager de BASF Vegetable Seeds
Si nos centramos en el mercado europeo, observamos que es muy competitivo, contando con países consolidados y otros en continuo crecimiento como es el caso de Marruecos. Aun así, son muchos los aspectos por los que el producto español destaca frente al procedente de otros orígenes. La producción ecológica, la gran concentración de superficie, la alta especialización de los productores, la diversidad y la confianza que generan nuestros productos nos posicionan en un lugar preferente frente a nuestros competidores.
En España, hoy por hoy, somos los únicos capaces de ofrecer una solución a la demanda de producto bio, una tendencia que sigue creciendo año tras año. De hecho, el mercado holandés, ante la imposibilidad de conseguir la certificación de ecológico, está trabajando cada vez más para que el Residuo 0 sea aceptado a nivel distribuidor y consumidor final. Esta situación supone una ventaja competitiva del producto ecológico español frente al resto de países competidores.
Por otro lado, en España somos capaces de suministrar una amplia gama de productos, tanto de commodity como de especialidades, lo que supone una enorme ventaja para los supermercados desde el punto de vista logístico. Mientras, en el Norte de Europa, consiguen ser rentables en unos productos pero en otros no, lo mismo que ocurre en Marruecos; en nuestro país, sin embargo, hemos conseguido ofrecer la gama completa, dando respuesta a todas las necesidades. Además, siempre cumpliendo con los requerimientos del mercado en cuanto a certificaciones. El producto español ofrece un nivel alto de confianza, gracias a la seguridad alimentaria, tan reclamada por supermercados y consumidores.
Con un modelo productivo propio y una alta especialización por parte de los productores, somos capaces de desarrollar especialidades y conceptos innovadores que nos permiten diferenciarnos del resto al poder aportar un valor añadido a la cadena y dar respuesta al consumidor en áreas como la salud, el sabor, la sostenibilidad y la conveniencia. Por lo tanto, podemos afirmar que tenemos la capacidad productiva para afrontar las necesidades de los supermercados en cuanto a volumen, pero también avanzamos en responder con innovación y diferenciación.
Desde BASF Vegetables Seeds pensamos que España debe aspirar a un modelo propio. Un modelo de incorporación de tecnología, pero que no tiene por qué ser igual que el modelo high tech holandés. Sabemos que debemos seguir avanzando, sin embargo, tenemos que centrarnos en mejorar temas como el control del clima, estructuras con mayor ventilación, invernaderos más herméticos, pero siempre muy lejos de copiar el modelo norte europeo.
Las condiciones climatológicas son diferentes, por lo que las soluciones deben ser también distintas. En España no necesitamos luz artificial, es un recurso del que disponemos en clara ventaja. La calefacción tampoco es un requisito indispensable, aunque es cierto que debemos incorporar sistemas que nos ayuden a mejorar en el control de la temperatura durante todo el ciclo, pero con soportes más básicos inicialmente.
Observamos cómo las empresas de gran tamaño, que cierran programas de 12 meses, sí incorporan la tecnología, por lo que es un desarrollo que se va a incluir en las futuras inversiones y que se va a incorporar en función de las capacidades de las empresas y productores.
• Especialidades y productos de calidad diferenciada como, por ejemplo, el tomate marmande, respondiendo así a la demanda del consumidor de productos con valor añadido.
• Ecológico, muy vinculado a la tendencia de búsqueda de productos naturales, saludables y libres de residuos.
• Nuevos colores, formatos, calibres.
• Debemos comunicar el valor añadido de nuestros tomates y posicionar los nuevos conceptos de manera correcta.
Antonio Domene, gerente de CASI
En primer lugar, calidad, entendida no solo como buen color y tamaño, sino también sabor. En este último aspecto, ganamos a Holanda con diferencia gracias, entre otras cosas, a nuestro modelo de cultivo en suelo y no hidropónico, que confiere unas características singulares al producto. Nuestro sistema de cultivo es más natural y sostenible. Por ejemplo, no necesitamos energías fósiles para introducir calefacción en los invernaderos ni luz artificial. Y todo esto debemos comunicarlo.
Sí, pero con matices. Si esa mayor tecnificación nos aporta una mayor producción de manera sostenible, sí, pero producir por producir perdiendo valores fundamentales como la sostenibilidad no es el camino.
Las especialidades. No podemos competir en precio como Marruecos ni apostar por tomates commodity, incluido el cherry, en el que Marruecos se está volcando y se está ‘comoditizando’. Debemos buscar tomates distintos, sabores diferentes… Nuestro mayor hándicap es que Europa quiere tomate pequeño y eso requiere de una mayor mano de obra. Sin embargo, si nos adaptamos a los cambios, el tomate seguirá siendo viable.
Juan José López, director general O.P. Looije
En mi opinión, son varias, aunque podemos sintetizar las más importantes en tres factores diferenciales: la seguridad alimentaria, la concienciación social y, por último, la oportunidad que nos da el clima a la hora de mantener la calidad durante los doce meses del año con un coste energético menor a los países del Norte de Europa.
Para mí, sólo hay un camino: la industrialización del campo. Debemos aplicar tecnologías de última generación con el fin de avanzar y mejorar en lo que a calidad y procesos de producción se refiere. Al mismo tiempo, hemos de mejorar el uso del suelo y optimizar recursos escasos como el agua, lo que deriva, en última instancia, en proyectos más responsables con el medio ambiente y una mayor atracción para el talento.
Ofrecer productos de valor añadido que sean difícilmente sustituibles por otros producidos en el norte de África, garantizando tomates de alto sabor durante todo el año y, además, hacerlo de forma sostenible y responsable con el medio ambiente.