Ante tanta competencia, hay que seguir apostando por la calidad. HUERCASA
Félix Moracho, presidente de Huercasa.
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Buenas expectativas. La situación de incertidumbre provocada por el COVID-19 se mantiene, por lo que hábitos como un mayor consumo doméstico también permanecen. Y eso se refleja en los productos de IV y V gama, que tienen un elevado consumo en casa, así que nosotros mantenemos un crecimiento sostenido, aunque esperamos que el Horeca repunte conforme se acerque el final de la pandemia.
La calidad, en el centro. Para seguir llegando al consumidor en un sector cada vez más competitivo, la calidad de los productos es fundamental, así como sus valores nutricionales y la aportación a la salud. De igual forma, cada vez es más importante todo lo que rodea a ese producto: envasado, marketing, comunicación… Son líneas en las que las empresas del sector hortofrutícola tenemos que seguir avanzando.
Las otras dos líneas en las que centramos nuestros esfuerzos son, por un lado, la seguridad alimentaria (desde hace muchos años por la demanda de nuestros clientes internacionales); y por otro, la sostenibilidad, en la que llevamos años trabajando y que engloba tanto cuestiones medioambientales (estamos trabajando en la instalación de paneles solares, la implementación de sistemas para mejorar la movilidad de los empleados o reduciendo la huella de carbono) como de desperdicio alimentario.
«Hay países que consumen mucho plástico y no tienen ningún problema gracias a una buena gestión del residuo final»
Mejorar la gestión de los residuos. Somos conscientes del cambio de legislación que viene, pero llevamos muchos años trabajando en compuestos más fácilmente reciclables, eliminando la práctica totalidad del plástico secundario, que hemos sustituido por pegatinas y fajines de papel. Aunque como ya hemos expresado en otras ocasiones, el problema no es el plástico, sino la gestión de su tratamiento. El plástico garantiza la seguridad alimentaria, eso lo hemos aprendido todos en estos años de pandemia, y, es más, hay países que consumen mucho plástico y no tienen ningún problema, como Suecia o Japón, gracias a una buena gestión del residuo final.