Almería pierde terreno en melón
Francisco VargasAgricultor de melón y presidente de Asaja Almería.
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Son muchos los años que llevo dedicándome en primavera al cultivo de melón, un producto con el que los agricultores hemos vivido años de bonanza, pero, también, y sobre todo en las últimas cuatro o cinco campañas, unos precios bastante malos. Esta falta de rentabilidad ha hecho que su siembra no esté de moda y cada vez haya menos superficie plantada y, por lo tanto, se haya reducido también la producción y nuestra presencia en el mercado. Situación que también se percibe a pie de campo.
Ante este escenario, yo incluso en alguna ocasión me he planteado si seguir adelante o decantarme por algún otro producto para la primavera, ya que en las últimas cosechas las cotizaciones no han acompañado, sin embargo, esta última campaña ha sido una excepción y los precios han sido mucho mejores. De hecho, han permitido reducir las pérdidas que habíamos experimentado en la primera parte del ejercicio agrícola. Las causas de esta bonanza están relacionadas con la menor superficie y producción de este cultivo en la provincia, a pesar de que hemos conseguido mejorar el rendimiento y ha cambiado la fecha de siembra de nuestros competidores y algunos problemas puntuales de otras zonas productoras.
Los agricultores que nos dedicamos al melón vemos cómo mientras productos como la sandía han creado y apostado por las marcas (como por ejemplo ha ocurrido con Fashion) en el caso del melón no ha sucedido lo mismo. Estamos compitiendo con grandes productores internacionales (como Senegal, Marruecos o Brasil) y también nacionales, pero no somos diferentes. Por ejemplo, Castilla-La Mancha se ha hecho con el melón negro, teniendo incluso denominación de origen para la producción de ‘Membrilla’, y nosotros, que hemos sido tradicionales productores, nos estamos quedando atrás y esa decadencia se viene percibiendo en las últimas campañas.
En este punto, creo que nos va a resultar bastante difícil recuperar lo perdido, ya que grandes marcas como Bruñó, que empezaron en nuestra provincia, ahora trabajan con melones de todo el mundo y se publicitan con los que se producen en el centro de España. Lo más importante es que el consumidor los conoce y los identifica como sinónimo de calidad, en cambio la producción almeriense no cuenta con promoción alguna, e incluso algunas variedades como el ‘Cantaloup’, cada vez se ven menos y están en claro retroceso, ya que sus precios son aceptables hasta que entra la producción francesa, por lo que es un cultivo cada vez menos atractivo para el agricultor.
En el caso del ‘Galia’, variedad a la que me he dedicado muchos años, creo que podría seguir el mismo camino, ya que ni siquiera los productores más fieles ni nuestras empresas parecen verle futuro. No existe ninguna estrategia de innovación o promoción, a pesar de que se trata de un producto con un elevado consumo en verano.
Como agricultor no puedo estar cada campaña a expensas de lo que ocurra en otras zonas, y tengo que apostar por cultivos en los que Almería sea una referencia, por este motivo en las próximas primaveras yo también creo que abandonaré el melón y optaré por otro producto.