2021, Año Internacional de las Frutas y Hortalizas

La Asamblea General de la ONU adoptó resoluciones que designan el año 2021 como Año Internacional de las Frutas y Hortalizas, el 21 de mayo como Día Internacional del Té y el 29 de septiembre como Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, en respuesta a las peticiones formuladas por la Conferencia de la FAO.

«Sin una dieta saludable, no podemos esperar el poner fin a la malnutrición, y no erradicaremos el hambre a menos que reduzcamos las pérdidas de alimentos. Al destacar el valor de las frutas y hortalizas y el daño causado por la pérdida y el desperdicio de alimentos, las Naciones Unidas han dado un paso decisivo para promover sistemas alimentarios más justos, ecológicos y eficientes», aseguró la Directora General Adjunta de la FAO para Clima y Recursos Naturales, Maria Helena Semedo. «Rendir tributo al té -añadió- es un merecido homenaje a las legiones de pequeños agricultores que ayudan a producir la que es la bebida favorita del mundo, después del agua».

Otras resoluciones adoptadas por la Asamblea General de la ONU se centran en los progresos y retos relacionados con la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición; el desarrollo sostenible de las montañas; el papel de la tecnología agrícola; la importancia de las fibras vegetales naturales para los medios de subsistencia y el medio ambiente, y la necesidad de erradicar la pobreza rural.

Frutas y hortalizas

Chile ha sido un gran defensor de dedicar un año a la promoción de las frutas y hortalizas, que poseen notorias cualidades nutricionales y contribuyen además a la prevención de las enfermedades no transmisibles (ENT).

La FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan que cada adulto consuma al menos 400 gramos de fruta y hortalizas al día para prevenir las ENT crónicas, incluidas las enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes y la obesidad, así como para contrarrestar las carencias de micronutrientes.

La promoción de productos frescos encaja también de forma adecuada con el objetivo de fortalecer el papel de los pequeños campesinos y los agricultores familiares, e impulsa opciones de mercado más amplias para millones de familias rurales. Deben mencionarse igualmente las oportunidades de fomentar la igualdad de género, ya que las mujeres suelen desempeñar un papel de liderazgo en los hogares, tanto en la producción como en el consumo de frutas y hortalizas.

Té

El Día Internacional del Té ha venido siendo celebrado por algunos países, especialmente en Asia meridional y Tanzania, donde el té es dese hace tiempo un producto básico y una bebida importante.

La propuesta de la India de que la FAO apoyara un mayor reconocimiento, obtuvo un amplio respaldo. La resolución de la Asamblea General de la ONU fue presentada por el Grupo de los 77 y China.

La observancia tiene por objeto reconocer y promover la contribución del té a la salud humana, la socialización, el desarrollo rural y los medios de vida sostenibles. El té es un importante cultivo comercial para millones de familias en los países en desarrollo y, como sector intensivo en mano de obra -incluido el procesado-, la industria ofrece puestos de trabajo en zonas remotas y económicamente desfavorecidas.

Un Día Internacional del Té en toda regla resulta apropiado, dada su condición de ser la bebida más consumida en el mundo después del agua.

Pérdida y desperdicio de alimentos

Andorra y San Marino han tenido un papel fundamental en la propuesta del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y Desperdicio de Alimentos (PDA). Esta jornada es una oportunidad de centrar la atención en la necesidad de reducir la PDA, y en la forma en que ello puede contribuir al desarrollo sostenible.

Como se analiza en profundidad en el informe de la FAO El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2019, la pérdida y el desperdicio de alimentos conllevan un gran volumen de emisiones que agravan el problema del cambio climático, así como un gran impacto en la seguridad alimentaria. Se estima que el 14 por ciento de los alimentos del mundo se pierde en la cadena que va desde el punto de recolección hasta la venta al por menor, porcentaje que incluso puede seguir aumentando después.