El sector citrícola se enfrenta a otro problema: naranjas con claretas
El problema de la 'clareta' ha estallado de nuevo en buena parte de la producción naranjera, lo que está extendiendo gran inquietud entre los agricultores, porque, a pesar de ser una cuestión meramente estética, que se limita a la apariencia de la piel de algunos frutos, pero en absoluto afecta a su calidad interna, los compradores lo esgrimen como grave defecto que deprecia el valor comercial.
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Gran parte de la cosecha pendiente de la variedad Navelina se está desviando directamente a las industrias de zumos porque el comercio considera que no tiene condiciones para la venta en fresco. La razón está en los bajos calibres y la eclosión de ‘clareta’, y con tal desvío se pierde mucho dinero, porque los precios de la industria son muy bajos, apenas compensan los gastos de recolección. Por el mismo motivo, las firmas comerciales rechazan adquirir partidas con elevados porcentajes de fruta ‘arrugada’, ya que luego se ha de apartar en los almacenes y venderla para zumo, pero ya no se recuperan los gastos de compra y los costes añadidos de recolección, transportes y manipulación.
Hace tres temporadas estallaron con parecida envergadura estos dos problemas: la ‘clareta’ y el rajado o ‘badat’. Aunque hay que aclarar que mientras resulta evidente que el ‘badat’ deja inservible la naranja, con la ‘clareta’ es otra cosa, hasta el punto de que mucha gente no entiende que se tenga que tirar una producción perfectamente comestible. Incluso muchos agricultores saben de sobra que esos frutos son los más sabrosos y dulces.
El caso es que estamos de nuevo ante un grave problema comercial que se repite de forma generalizada algunos años, cuyo origen no se conoce en toda su amplitud, menos aún se sabe como remediarlo, y para más inri apenas se investiga sobre ello.
Cristóbal Aguado, presidente de AVA-Asaja, ha recordado que la Conselleria de Agricultura de Valencia prometió poner en marcha en el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) un grupo que trabajara para resolver estas fisiopatía (dolencias no causadas por agentes patógenos). Sin embargo, pasado el tiempo, nada se ha avanzado, no se ha puesto en marcha lo prometido y el sector líder mundial de la exportación citrícola en fresco sigue en mantillas ante unos deterioros que causan graves quebrantos comerciales.
A estas alturas se sigue debatiendo en el campo si el origen de la ‘clareta’ y el rajado se debe más a aspectos genéticos, ambientales o de cultivo, cuando seguramente es una combinación de todo ello, pero nadie sabe a ciencia cierta cómo prevenirlo y evitarlo. Se relaciona, desde luego, con años secos, como lo ha sido el actual hasta ahora; se sabe por experiencia que se ven más afectadas plantaciones sobre pie Carrizo, que son la gran mayoría; que influye la intensidad de la poda, posiblemente también la fertilización, y que se puede minimizar la incidencia con algunos tratamientos fitosanitarios en campo, que no responden siempre igual.
Fuente: Las Provincias.