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Frutas

Málaga sumará valor a sus cítricos

Considerada históricamente una tierra fértil para el cultivo de los cítricos, Málaga no cuenta ni siquiera con una fábrica de zumos de naranja. A lo largo de los últimos años varios han sido los proyectos que han surgido en este sentido, pero ninguno de ellos ha llegado a cristalizar.

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El último fue en 2010, cuando el Ayuntamiento de Coín llegó a aprobar la declaración de interés social de un proyecto para una nave de 1.600 metros cuadrados para la producción de zumos de las naranjas y limones que crecen en el Valle del Guadalhorce. Aunque en aquel momento se anunció que la Junta subvencionaría parte de los 13,8 millones de euros que costaría la inversión, los promotores nunca llegaron a hacerlo efectivo.

Este caso es uno de los ejemplos más claros de una de las grandes carencias de este sector agrícola en la provincia, donde los agricultores venden casi toda su producción a compañías de fuera. La calidad ya contrastada de las naranjas, las clementinas o los limones malagueños no basta para competir con tejidos empresariales mucho más poderosos como los de Murcia o el Levante.

«Las industrias como Don Simón o Pascual se han centrado en Andalucía en sitios con más volumen de producción, como Sevilla, Córdoba o Huelva. El problema que tenemos en Málaga es que concentramos los cítricos en un rincón y, aunque la calidad es buena, las cantidades son pequeñas y no se puede competir con un comercio que lo que busca es una producción estable y continua en el año», comenta Benjamín Faulí, secretario general de Asaja en Málaga.

Precisamente esta semana esta organización agraria se quejaba de la «banalización» a la que se ven sometidos los cítricos andaluces por parte de los puntos de venta, y reclamaba un plan estratégico para revalorizar el producto, sobre todo en el caso de la naranja, que acumula cinco campañas consecutivas con precios de venta muy inferiores a los costes de producción. «Las grandes cadenas de distribución las utilizan (las naranjas) como producto reclamo, poniéndolas a la venta de cualquier manera (en mallas de dos, tres o cinco kilos o amontonadas y aplastadas en el fondo de un cajón) con el único reclamo de su bajo precio», lamentan desde Asaja.

No es la primera vez que en el sector reclaman estrategias para poner en valor estos cultivos. El proyecto para poner en marcha un Parque Agroalimentario en plena vega del Valle del Guadalhorce, en Cártama, también quedó finalmente en el aire. Mientras tanto, los agricultores luchan contra unos precios cada vez más insostenibles, sobre todo para la naranja, que corre el riesgo de quedarse tirada en los campos como sucedió hace unos años con el limón. En la actual campaña, el kilo de la naranja se mueve entre los 10 y los 15 céntimos en Málaga, cuando el coste de producción ronda los 20 céntimos.

Menos facturación

Algo mejor está la cosa con los limones (entre 20 y 22 céntimos el kilo) y las mandarinas (unos 20 céntimos). Benjamín Faulí avanza que probablemente será el limón el salvador de una campaña, la 2014-2015, que podría ver reducido su volumen total de facturación (unos 44,5 millones de euros), pese a que en cantidad será similar a la anterior: entre 170.000 y 180.000 toneladas (Sevilla o Huelva suelen estar por encima de las 600.000 y las 400.000 toneladas respectivamente).

Los cítricos ocupan aproximadamente unas 10.000 hectáreas de superficie en la provincia (algo más de 4.000 dedicadas a la naranja y al limón por igual, y unas 2.000 a la clementina), que se concentran en su mayor parte en la comarca del Guadalhorce. Pese a los malos precios de las últimas cosechas, la extensión permanece más o menos estable desde hace años. «Se mantiene a base de esperanza en que el año siguiente va a ir mejor, y en la inseguridad de muchos agricultores que se resisten a plantar otras cosas, en muchos casos porque son fincas que no están adaptadas a un riego localizado o por goteo», explica el secretario provincial de Asaja.

La mayoría de los cítricos malagueños acaban en empresas distribuidoras o transformadoras de Alicante, Murcia o Valencia, ya sea por venta directa del propio agricultor o a través de cooperativas. En este sentido, la principal representante es Citrima, que cuenta con más de 60 socios sobre todo en el Guadalhorce y que gestiona unos 20 millones de kilos.

Pocos son los ejemplos de firmas malagueñas que han apostado directamente por la transformación y la comercialización de sus propios productos derivados de los cítricos. El mejor ejemplo de ello es Tana, que, aunque tiene su sede central en Murcia, explota desde 1957 una finca de 20 hectáreas en la carretera de acceso a Casabermeja, donde hace seis años implantaron su línea de producción ecológica.

Con una facturación que solo en Málaga se sitúa en los 12 millones de euros al año, Tana es la principal interproveedora de limón y pomelo de Mercadona, y se ha especializado en varias líneas gracias a una importante inversión en tecnología: extracción de aceites esenciales, zumos simples y concentrados, o transformación de cortezas de naranja y limón para la industria alimentaria con una amplia gama de aplicaciones, desde los helados a los bombones. De hecho, se trata de la única empresa de Málaga certificada para la comercialización de la piel de limón biológico, muy apreciada en el sector repostero, panadero y de lácteos.

El precio del kilo de las tiras confitadas de limón puede alcanzar hasta los cien euros en el mercado, y goza de una gran demanda por toda Europa, especialmente en países como Francia, Bélgica o Alemania.

Más modesto es el negocio de Aceites Esenciales Eva, empresa heredera de Cítrica de Pizarra, que desde hace más de 20 años se dedica a la comercialización de artículos de cosmética, higiene y salud derivados de los naranjos y otros árboles. En su gama de productos se incluyen aceites esenciales, lociones de masaje y de cuidado facial o sales de baño. Eva Zomeño, que está al frente de la empresa desde 1997, tras heredar la finca propiedad de su familia en Pizarra, resalta que todavía son muchas las personas que desconocen las propiedades de los cítricos en este sentido. «Son buenos para las varices, para las manchas de la piel y refuerzan el sistema inmunológico», asegura.

Sus artículos se venden en tiendas de herboristería y cosmética y a particulares tanto en España como en el extranjero. Un 30% de los envíos van a otros países. «Donde más me cuesta vender es en Málaga», apunta Eva Zomeño, quien habitualmente consigue clientes asistiendo a diferentes ferias de muestras del sector. Ahora, acaba de poner en marcha una nueva página web para vender por internet (aceitesesencialeseva.com) y está pendiente de si puede empezar a comercializarlos en grandes cadenas a través de la marca provincial Sabor a Málaga.

Avomix, compañía del Parque Tecnoalimentario de Vélez-Málaga, también ha sacado recientemente una línea de zumos sin conservantes con una caducidad de 45 días. Además de la naranja, entre sus sabores figuran mango-naranja, mango, chirimoya, tomate, aguacate y canela.

Fuente: Diariosur.es (extraído de Freshplaza)

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