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Alimentación

Los agricultores tienen sobradas razones para sus movilizaciones y la UE haría muy mal si da la espalda al campo

Entrevista a José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea.

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– Por las reivindicaciones de unos y otros, hay muchas quejas comunes. ¿Por qué no se unen todos para hacer más fuerza? ¿No tendría más sentido un frente común bajo algún paraguas u organización de ámbito internacional como, por ejemplo, a través de ámbitos como COPA – COGECA?

Es importante señalar que en ocasiones los agricultores pueden caer en la tentación de agredir intereses de otros países, tal y como han hecho en las movilizaciones francesas contra los intereses del campo español, y esa postura chovinista es un error.

Un frente común para las reivindicaciones de los agricultores es hoy una necesidad urgente porque las reivindicaciones de los agricultores, tanto a nivel nacional como internacional, comparten muchas similitudes. Entre las principales quejas y demandas percibimos como los agricultores se enfrentan a una dura realidad: precios bajos para sus productos que no cubren los costes de producción, altos costes de insumos como semillas, fertilizantes y maquinaria, escasa ayuda de los gobiernos y competencia desleal de productos importados con menores exigencias.

Esta situación lleva al campo a trabajar en condiciones precarias, con escasos beneficios e incertidumbre sobre su futuro. Los precios de sus productos no reflejan el trabajo y la inversión que hay detrás, mientras que los costes de producción aumentan sin cesar.

Los gobiernos no están haciendo lo suficiente para apoyarlos, ya sea a través de subvenciones, medidas de protección contra las importaciones o inversiones en investigación y desarrollo.

Para colmo, la competencia desleal de productos agrícolas importados que no cumplen con las mismas normas de calidad y seguridad alimentaria que los productos locales pone en riesgo la supervivencia de los agricultores locales.

Es necesario un cambio urgente para revalorizar el trabajo de los agricultores, asegurar un precio justo para sus productos, reducir los costes de producción y protegerlos de la competencia desleal. Solo así se podrá garantizar un futuro sostenible para el sector agrícola y la seguridad alimentaria de la población.

La unión hace la fuerza, y es por eso por lo que la idea de un frente común bajo un paraguas u organización de ámbito internacional como COPA-COGECA cobra sentido. Esta organización, que representa a los agricultores y cooperativas agrícolas de la Unión Europea, tiene la capacidad de alzar una voz más potente y fuerte en defensa de los intereses de los agricultores y de esta forma ejercer presión sobre los gobiernos y las instituciones internacionales para que adopten medidas reales que beneficien al sector agrícola.

– Las protestas de los agricultores franceses hablan por sí solas. Me refiero a que tu derecho a protestar termina donde empieza mi derecho a defender mi propiedad (mi mercancía, mi camión, etc.). Quemar camiones y tirar los alimentos, ¿no es un delito? Si es así, ¿por qué nadie hace nada? ¿A quién le corresponden las competencias? ¿No debería haber sanciones, además de compensaciones económicas? ¿Las pagaría el Estado francés o los propios agricultores? (ellos mismos lo graban y difunden, se puede identificar a muchos de los culpables…

Las protestas de los agricultores franceses han sido objeto de controversia en las últimas semanas. Si bien el derecho a la protesta es un derecho fundamental, la violencia y la destrucción de la propiedad privada no son aceptables. La quema de camiones españoles y la eliminación de alimentos son delitos y deben ser tratados como tales y las autoridades francesas deben trabajar para identificar a los responsables y tomar medidas en consecuencia.

En cuanto a las sanciones y compensaciones económicas, estas son cuestiones que deben ser abordadas por el Estado francés y los agricultores afectados. En este sentido es importante que se tomen medidas para garantizar que los agricultores reciban la ayuda que necesitan y que se eviten futuras protestas violentas. Y el gobierno español debe hacer todo lo posible ante instancias europeas para que las violencias no se repitan.

– Esta situación sobrevenida en el campo, ¿no debería hacer reflexionar a los políticos que toman las decisiones y legislan en el ámbito europeo? ¿Cree que podría o debería suponer un punto de inflexión, un antes y un después en materia legislativa? Me refiero a la excesiva regulación para los productores, las restricciones en el uso de fitosanitarios, las limitaciones a la hora de incrementar la producción en un contexto de crecimiento de población. Como experto en la materia, ¿qué cambiaría de la actual legislación para favorecer una producción sostenible que armonice el respeto al medioambiente, el residuo cero, la seguridad alimentaria y la digitalización con las necesidades de incrementar la productividad y el rendimiento de los cultivos en un contexto de sequía y cambio climático?

La situación actual del campo europeo es compleja y exige una profunda reflexión por parte de los políticos que toman decisiones y legislan en este ámbito. La excesiva regulación para los productores, las restricciones en el uso de fitosanitarios y las limitaciones a la hora de incrementar la producción en un contexto de crecimiento de población son solo algunos de los desafíos que enfrenta el sector.

Esta situación debería ser un punto de inflexión, un antes y un después en materia legislativa. Es necesario un cambio que favorezca una producción sostenible que armonice el respeto al medioambiente, el residuo cero, la seguridad alimentaria y la digitalización con las necesidades de incrementar la productividad y el rendimiento de los cultivos en un contexto de sequía y cambio climático. Para ello se deben implementar algunas medidas absolutamente necesarias:

  1. Simplificar la normativa para aligerar la carga administrativa y eliminar la burocracia innecesaria es el primer paso para facilitar la vida a los agricultores, abriendo las puertas a nuevas tecnologías agrícolas como la agricultura de precisión o la biotecnología, que aumentarán la productividad de forma sostenible.
  2. La transición hacia una agricultura ecológica no solo beneficia al medioambiente, sino que también ofrece nuevas oportunidades de mercado a los agricultores. Para ello se precisa establecer precios justos para los productos agrícolas, asegurando un margen de beneficio adecuado, para garantizar así la rentabilidad del sector.
  3. Optimizar el uso del agua mediante la tecnificación del riego y la construcción de infraestructuras de almacenamiento es crucial en un contexto de cambio climático y sequía. Capacitar a los agricultores en nuevas técnicas agrícolas sostenibles y en el uso de tecnologías digitales les permitirá gestionar sus explotaciones de forma más eficiente y competitiva.
  4. Afrontar estos desafíos de manera integral y con visión de futuro es la base para construir un sector agrario más fuerte, resiliente y sostenible. Un sector que garantice la seguridad alimentaria impulse la economía rural y proteja el medioambiente para las generaciones venideras.

Es hora de actuar con decisión y garantizar un futuro donde la agricultura sea una actividad próspera, sostenible y que inspire a las nuevas generaciones. En definitiva, es necesario un cambio de paradigma en la legislación europea para que el sector agrario pueda afrontar los desafíos del siglo XXI. Un cambio que apueste por la sostenibilidad, la innovación y la rentabilidad, sin olvidar la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria y proteger el medioambiente. La responsabilidad recae sobre los políticos, que deben actuar con decisión y valentía para impulsar un futuro más sostenible para el campo europeo.

– Además, esta coyuntura, ¿no cree que beneficia poco o nada al problema del relevo generacional? Si los jóvenes o futuros agricultores observan todas las dificultades que hay para producir, ¿cómo se les puede motivar o incentivar para que cultiven las tierras y los alimentos que necesitamos para una población en continuo crecimiento, además, con todos los requisitos de sostenibilidad y producción ‘verde’ que también van en alza?

Es cierto que la situación actual no es favorable para el relevo generacional en la agricultura. La falta de rentabilidad, la dificultad para acceder a la tierra y la financiación, la inmovilidad del mercado de tierras y la fuerte inversión inicial son algunos de los factores que dificultan la incorporación de los jóvenes a la agricultura. Sin embargo, es importante destacar que la agricultura es una actividad fundamental para la sociedad y el medio ambiente. Los jóvenes deben ser motivados a través de políticas de incentivos económicos, jurídicos, fiscales y culturales. Además, la agricultura sostenible y verde es una magnífica oportunidad para los jóvenes agricultores, ya que hay una creciente demanda de alimentos producidos de manera sostenible.

– Por último, ¿qué hay de las cláusulas espejo? Con la que ‘está cayendo’, ¿no debería ser el momento adecuado para promover de una vez por todas la igualdad de condiciones y acabar con la competencia desleal que supone que los países terceros comercialicen sus productos agroalimentarios dentro de la UE sin la obligación de cumplir los requisitos de LMR, etc. que sí tienen que cumplir los agricultores europeos y que, a la postre, supone una desventaja competitiva tan grande porque venden más barato y con menos seguridad alimentaria?

Las cláusulas espejo son esenciales para garantizar la igualdad en el mercado agroalimentario europeo. Exigen a los países terceros que exportan a la UE las mismas normas de producción y seguridad alimentaria que a los productores europeos. Esto protege la salud pública, la competencia leal y la soberanía alimentaria de la UE.

El Pacto Verde Europeo ofrece una oportunidad para avanzar en la implementación de las cláusulas espejo. Sus objetivos de sostenibilidad, como la reducción de fitosanitarios, la protección de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, se ven reforzados por estas medidas. Por ello es hora de que la UE defienda las cláusulas espejo, intensificando las negociaciones con terceros países para asegurar su cumplimiento, e invertir en herramientas de control y certificación para verificar que los productos importados cumplen las normas europeas.

Las cláusulas espejo son clave para la salud pública, la competencia leal, la soberanía alimentaria y la sostenibilidad del sector agroalimentario europeo. La UE debe aprovechar esta oportunidad para construir un sistema agroalimentario más justo, sostenible y seguro.

Algunas medidas necesarias para fortalecer la soberanía alimentaria pasan por apoyar a los agricultores europeos para competir en el mercado global; promover la producción local y regional de alimentos; reducir la dependencia de las importaciones de alimentos e invertir en investigación e innovación para desarrollar nuevas tecnologías agrícolas sostenibles. La soberanía alimentaria debe ser un objetivo estratégico para la UE, que debe tomar las acciones necesarias para alcanzar este objetivo y garantizar un futuro sostenible para el sector agroalimentario europeo.

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