La cebolla, una hortaliza rentable
Los agricultores realizan las primeras siembras de un cultivo que ronda las 1.700 hectáreas en Castilla y León, con una presencia destacada en Valladolid, Segovia, Ávila, Zamora y Burgos.
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Es tiempo de regadío y de sementera. Los agricultores preparan ya el terreno y realizan estos días las primeras siembras de cebolla en Castilla y León. Un cultivo «estabilizado» en los últimos años, con cerca de 1.700 hectáreas, y que ha experimentado desde sus inicios una importante progresión, como destaca Andrés Albertos Martín, director técnico de la cooperativa segoviana Glus-I.
Los datos de la última campaña confirman a la provincia de Valladolid como la primera en el ranking regional con una superficie de cultivo ligeramente superior a las 700 hectáreas, casi la mitad de las siembras de la Comunidad, según los datos de la Consejería de Agricultura. Le siguen Segovia con 220 hectáreas, Ávila con 214, Zamora con 149 hectáreas y Burgos con 134. En el resto de la Comunidad la presencia de esta hortaliza es más bien testimonial. Albertos estima que, del total de cebolla sembrada en Castilla y León, más de mil hectáreas corresponderían a cebollas grano o valenciana y unas 500 a cebolla para deshidratado. Precisamente la cooperativa Glus-I gestiona la mitad de las hectáreas sembradas para industria en la Comunidad, una producción sobre la que realiza un seguimiento completo desde la siembra hasta su entrega para ser comercializada, y que cuenta con el amparo de un contrato.
Un valor, el del contrato, que destaca el director técnico de la sociedad, que reconoce también que «costó trabajo» introducir la cebolla para deshidratado, hasta que el socio ha comprobado su funcionamiento. La cooperativa produce para una empresa extremeña que tiene como uno de sus principales clientes a McDonalds. Es bueno saber que la cebolla blanca que acompaña a las hamburguesas que ofrece esta potente cadena norteamericana tiene su origen también en Castilla y León.
La cebolla para deshidratado ofrece unos rendimientos medios inferiores a los de la cebolla de grano, aunque esta diferencia se compensa con el precio, siempre pendientes de la volatilidad del mercado, como ocurre con otras hortalizas como la patata. De esta forma, la campaña pasada la cebolla para industria se pagó a 163 euros la tonelada, mientras que el precio de la cebolla grano rondó los 100 euros la tonelada.
El agricultor prepara ya las parcelas y planifica las siembras con el objetivo principal de optimizar la gestión de su explotación. Una gestión en la que la cebolla es una opción «rentable» frente a otros cultivos, como afirma el director técnico de Glus. El gasto más alto es el del riego, ya que supone cerca de un 18% del total (700 euros por hectárea de agua de riego y energía por un consumo medio de unos 6.000 m3/ha); seguido de la recolección con el 11,25%, el de los fitosanitarios con el 10,30% (412 euros por hectárea) y el de los fertilizantes con cerca del 9% (331 euros por hectárea), según el análisis de costes de la cooperativa.
Precisamente los problemas con la Confederación Hidrográfica del Duero en relación a las concesiones de riego y a los expedientes sancionadores abiertos por regar tierras de secano con agua procedente de parcelas de regadío en las rotaciones está sembrando cierta inquietud en el sector. Incluso, algunos agricultores están sopesando sembrar o no este cultivo, como constatan desde Glus.
Los que ya han decidido hacerlo deben saber que la cebolla necesita suelos de «consistencia media», como detalla Albertos. Ligeros mejor que arcillosos, aunque estos últimos «convenientemente drenados». De la misma forma, el cultivo es tolerante a la salinidad y no a la acidez. No soporta ni el exceso ni las variaciones bruscas de humedad.
Así lo afirma Julio Arroyo, agricultor segoviano de 51 años, que lleva cultivando cebolla diez años. Este profesional de Villagonzalo de Coca tiene claro que se trata de un cultivo del que «hay que estar pendiente». Este año volverá a sembrar unas siete hectáreas de cebolla para deshidratar, una superficie similar a la de la campaña pasada.
Asegura que el cultivo tiene «menos costes» frente a otras alternativas de regadío y es «rentable». Un hecho que vincula también a la existencia de un contrato. La campaña pasada trajo menos producción, aunque Julio valora el buen estado de la cebolla, un valor añadido.
En relación a las plagas, asegura que hay que vigilar atentamente la ‘mosca de la cebolla’ al inicio del cultivo, por eso aconseja un tratamiento en los primeros estadios de desarrollo de la planta. Es en este el ataque puede llegar a pudrir la planta.
Una vez sembradas las cebollas debe realizarse el primer riego, que debe ser de intensidad media de tal forma que moje lo suficiente como para cubrir los primeros 15-20 centímetros del suelo. Se darán en torno a los 15-18 litros por metro cuadrado, según los consejos del los técnicos de Glus. A continuación y una vez que se pueda entrar se realizará el tratamiento herbicida de preemergencia. Los siguientes riegos son los conocidos de nascencia, como explica Martín, que servirán «para mantener la semilla con la humedad suficiente para que puedan germinar», con una intensidad baja de 6-8 litros por metro cuadrado, «hasta que las cebollas emerjan.
Desde la cooperativa Glus indican que el riego ha de ser constante durante el cultivo, aunque las cebollas no necesitan de riegos abundantes durante su ciclo de vida. El momento más delicado en este aspecto es cuando están creciendo, antes de formar el bulbo. Cuando se forman hay que disminuir la cantidad de agua para evitar los agrietamientos y pudriciones. Al final del ciclo hay que dejar de regar entre unos 15-20 días antes de la recolección.
La cebolla se asocia bien con la mayoría de hortalizas, con la patata, remolacha o los cereales como precedentes. La rotación es a cuatro años y se aconseja evitar las leguminosas porque el exceso de nitrógeno perjudica la formación del bulbo, o en su caso aplicar menos unidades de nitrógeno para no «interferir» en esa formación.
Las siembras y el cultivo de cebolla tiene un ciclo similar al de la remolacha, es decir, se trata de un ciclo largo con la recolección a mediados de septiembre. La cebolla es tras la patata, y junto al ajo, la zanahoria y el guisante verde la hortaliza con más presencia en Castilla y León.
Los productores siguen apostando por la investigación para hacer frente a las enfermedades que afectan a las producciones. Un empeño que lidera Asoprofit, la Asociación para la Protección Fitosanitaria del Puerro, Zanahoria y Cebolla en Castilla y León, que esta campaña está desarrollando un proyecto junto al Itacyl para controlar e identificar los vectores que tienen que ver con la bacteria ‘candidatus Liberibacter’, que desarrolla la enfermedad que afecta drásticamente a la planta.
Un proyecto a cuatro años y que apenas ha comenzado, actualmente en primer término analizando los lotes de semillas para descartar que estén contaminados como método de prevención.
Fuente: el Correo de Burgos