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Frutas

Importantes pérdidas en los cítricos por las últimas lluvias

La Unió de Llauradors ha hecho una primera estimación de los daños que ha causado el pedrisco caído el pasado sábado en la comarca valenciana de la Costera, que afectó a más de 2.200 hectáreas de cultivo, y ha cuantificado las pérdidas en alrededor de 4 millones de euros.

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cítricos

Según ha informado la organización agraria en un comunicado, la zona más perjudicada se sitúa en las localidades de Xàtiva, L’Alcúdia de Crespins, Canals, Cerdá, La Granja, Llanera, Llosa, Novetlé, Rotglá, Torrella y Vallés, mientras que las pérdidas son menores en Vallada, Montesa y Moixent.


Entre los cultivos más perjudicados destacan los cítricos, con 1.100 hectáreas afectadas, aunque los daños en producción por el momento únicamente se observan en las variedades más tardías, que comprenden unas 300 hectáreas de cítricos, cuyo valor económico puede ascender a 1,2 millones de euros.

En hortalizas hay daños en unas 360 hectáreas de ajos tiernos, lechugas, acelgas y alcachofas, con unas pérdidas de alrededor de 1,3 millones de euros.

En relación a la fruta, hay unas 800 hectáreas afectadas, de las que 300 corresponden a albaricoques, ciruelos y almendros, con unos daños medios del 75 % y una cifra económica de pérdidas de alrededor de 1 millón de euros.

Según La Unió, los más afectados han sido los melocotoneros, con una superficie de unas 66 hectáreas donde se ha visto dañada la totalidad de la fruta o la flor, según el caso, y con unas pérdidas de alrededor de 400.000 euros.

El pedrisco también ha afectado esta mañana a una franja de 100 hectáreas entre las comarcas de l’Horta Nord y el Camp de Morvedre, donde los daños todavía no se conocen con exactitud y de momento los que se aprecian son de escasa importancia.

La Unió considera muy beneficiosas las lluvias de los últimos días tras varios años, a pesar de estos pedriscos en zonas muy localizadas, pues como ha asegurado el secretario general de la organización, Ramón Mampel, «ha llovido poco a poco y durante muchas horas, que es lo que necesitaban los cultivos y los pastos tras tres primaveras seguidas con los registros pluviométricos bajo mínimos».

Mampel ha afirmado que las precipitaciones «servirán para regenerar los acuíferos y pozos, ahorrarán riegos a los agricultores y serán claves para la correcta evolución de los cultivos al permitir limpiar los árboles de futuras plagas y recargar el subsuelo».

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