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«El sector fresero de Huelva necesita unión»

Reproducimos aquí una entrevista realizada por el diario Agrodiariohuelva.es a José Luis García-Palacios, presidente de Asaja-Huelva.

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El próximo mes de julio, José Luis García-Palacios Álvarez cumplirá diez años como presidente de Asaja-Huelva. La experiencia acumulada durante este periodo al frente de la asociación agraria le posibilita, sin duda, el poder analizar con precisión la situación actual y futura de los sectores primarios más importantes de la provincia. En la entrevista concedida aagrodiariohuelva.es, profundiza en los temas de actualidad que interesan a los agricultores y ganaderos onubenses.

Pregunta.- Un bastión importante de la agricultura onubense es el cultivo de la fresa. Desde Asaja-Huelva, que ocupa ahora la vicepresidencia de la Asociación Interprofesional de la Fresa Andaluza (Interfresa), ¿cómo se valora que durante la campaña 2014/2015 se haya reducido un 10% la superficie plantada?

Respuesta.- Yo no soy partidario de poner topes en superficies. En cultivos anuales, el techo no lo decide el propio sector, sino el mercado y evidentemente aumenta o disminuye la superficie dependiendo de los resultados de la campaña anterior.

P.- ¿Y eso no es un error?

R.- Hasta cierto punto, porque la capacidad de maniobra es reducida, porque la referencia más inmediata la tienes siempre de la campaña anterior, pero no solo a nivel de hectáreas sino de variedades. Como agricultor, si ves que tu apuesta no ha respondido en los mercados, lo que intentas el año siguiente es corregir ese error para no volverlo a repetir.

P.-¿Qué haría falta para que el sector fresero se estabilice?

R.- Si el sector fresero precisa algo es una regulación interna de los cultivos y de las calidades, y dentro de los cultivos, de las variedades. Esa regulación es posible a través de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) ‘Fresa de Huelva’, una figura que desde Interfresa estamos promoviendo su constitución, porque con ella no sólo se fijarán unos límites de calidad sino que se determinarán los porcentajes varietales que deben cultivarse para evitar un colapso en los mercados.

P.- ¿Cuándo se puede conseguir la IGP de la fresa de Huelva?

R.- El proceso es lento. Ya se han dado los primeros pasos administrativos, que es la solicitud ante la Junta de Andalucía. Ahora la administración andaluza tiene que elevar esta petición hasta el Ministerio de Agricultura. Posteriormente se tendrá que aprobar en Bruselas. Calculamos que esta tramitación puede consumir al menos unos tres años, siendo optimistas. Tenemos previsto, en un futuro inmediato, realizar a finales de este año una visita a Bruselas para intentar aunar voluntades y para que las gestiones se agilicen lo máximo posible.

P.- ¿Cómo se encuentra el proyecto de constituir también una IGP para las berries onubenses?

R.- Esa fue una propuesta que el sector fresero no aceptó de la misma forma que la IGP de la fresa. Desde Asaja siempre hemos defendido que podemos tener una Interprofesional de la Fresa y otra de los Berries, porque en esta provincia se da la circunstancia de que se cultivan los cuatro frutos rojos más importantes: fresas, moras, arándanos y frambuesa. Es cuestión de mentalidad, porque es evidente que Huelva es la mayor productora de berries y con mucha diferencia del resto de España. Antes o después se llevará a cabo; lo más importante, en estos momentos, es conseguir que el sector se una.

P.- Las hectáreas de arándanos, frambuesas y moras van aumentando campaña tras campaña, ¿cree usted posible que en un futuro próximo puedan restarle protagonismo a la fresa?

R.- Va a ser muy difícil, porque las proporciones de cultivos son muy diferentes entre las berries. Las hectáreas de fresas se sitúan en las 6.300, mientras que entre frambuesas y arándanos pueden rondar las 3.000. Las moras se pueden considerar como testimoniales porque no llegan ni a las 100 hectáreas. Además, en algunas zonas las fresas están consideradas como un producto commodities; es decir, hay supermercados que tienen que tener fresas sí o sí, porque las demandas el público y porque es una fruta atrayente para el consumidor. Las otras berries, como el arándano, que en los últimos años ha crecido en superficie, hay que saber que hoy por hoy el consumo nacional por habitante/año no llega a 50 gramos, mientras que en Alemania supera el medio kilo. Por lo tanto, la producción tiene que ir en consonancia con el consumo. Por lo que respecta a las frambuesas, este producto se destina principalmente a los países del centro y norte de Europa.

P.- ¿Por qué no se potencia el mercado nacional?

R.- Porque en Europa hay una mayor costumbre de consumir berries y, sobre todo, porque se paga más. El mercado español hay que trabajarlo poco a poco a base de mucha promoción, muchas campañas de markentig. Las berries son unas frutas que se catalogan como nutracéuticas, al contar con propiedades beneficiosas para la salud que son fantásticas. No obstante, el consumo de arándanos y de frambuesas en España se está incrementando y este dato es ya positivo. Es cierto que el precio frena su consumo, pero en el resto de Europa se consideran como elementos necesarios en la gastronomía y en la comida diaria.

P.- Junto a las berries, la provincia de Huelva destaca por su producción citrícola. En los últimos años, la tendencia es plantar variedades tempranas, ¿ese es el camino?

R.- Sí, ese es el camino, porque en Huelva se produce una clementina de una maravillosa calidad, creo que similar a la de Valencia que es la principal productora. El sector citrícola ha ido evolucionando en los últimos años y ha optado por la clementina/mandarina. Y ahora más si cabe, tras la aparición en el mercado de las variedades protegidas, como las Nadorcott, que han dado una rentabilidad importante a los agricultores. Por ello, aunque existe una pléyade de variedades protegidas que necesitan del pago de los correspondientes royalties, hay que reconocer que esta circunstancia no quita que el horizonte de rentabilidad de las explotaciones citrícolas se sitúe en un nivel más que aceptable con estas variedades tempranas.

P.- Pero apostar por la clementina significa reducir hectáreas de naranjas…

R.- Son costumbres de consumo. Es más fácil pelar unas mandarinas que unas naranjas. Ahora la mayoría de las naranjas van destinadas a la fabricación de zumos industriales, y eso también tiene sus claras ventajas, porque aquí se continúa produciendo unas magníficas naranjas.

R.- Sin duda en la comercialización del producto. Pero para poder comercializar naranjas se necesitan unos volúmenes inmensos. Por eso, los cítricos de Huelva lo comercializan muy pocas empresas, la mayoría de ellas procedentes de la zona del Levante, excepto Onubafruit, que lo hace a través de la cooperativa Cobella. Aquí se han hecho intentos, como Citroluz, donde se unieron varios productores, pero al final las instalaciones han quedado en manos de una de esas grandes empresas como es Martinavarro.P.- ¿Dónde radica la principal diferencia entre el sector fresero y el citrícola en la provincia de Huelva?

P.- Usted también ocupa la presidencia de Agronuba. A través de esta cooperativa de segundo grado se han puesto en marcha Onucoop y Enuva, dos proyectos comercializadores con los que se pretende obtener un mayor valor añadido a las producciones de aceite y de vino que se obtienen en las almazaras y bodegas onubenses. ¿Cuándo comenzarán a dar rendimiento?

R.- Con Enuva espero que en breve, porque tenemos el formato e incluso contactos con países concretos en el continente americano para empezar a suministrarles el vino de forma inmediata. Solo espero que se vayan cerrando los contratos que se encuentran encima de la mesa. Por lo que respecta al aceite, lo primero que tenemos que decir es que tenemos un producto que es una maravilla y que, por tanto, puede competir con cualquier aceite nacional e internacional. Lo que ocurre es que somos una gota de agua en el mar. Huelva produce entre 5 y 6 millones de litros cada campaña y en Andalucía existen cooperativas que alcanzan los 30 millones de litros. La cuestión es que una parte importante de nuestros aceites y de nuestros vinos se comercializan a granel, con lo cual no dejan valor añadido, a pesar de que se utilicen para mejorar otros aceites y vinos que se elaboran en otras zonas de España y en otros países europeos . El planteamiento tanto de Onucoop como de Enuva es que una parte de ese 70% de aceite y de vino que vendemos a granel se embotelle y se comercialice a través de una marca específica que puedan utilizar todas las cooperativas y bodegas que están integradas en estos proyectos. Además, para evitar una competencia directa con los productos que ya venden los socios, tanto el vino como el aceite que se embotelle irá destinado al mercado exterior.

P.- Usted, como presidente del Foro para la Dehesa y Conservación de la Dehesa ‘Encinal’, conoce perfectamente la incidencia que la ‘seca del encinar’ está teniendo en los alcornoques y encinas de la provincia de Huelva. ¿Cómo se encuentra la situación?

R.- Lamentablemente abandonada. El próximo mes de julio se cumplirá cinco años que el Parlamento andaluz aprobó la Ley de la Dehesa. Una ley que reconoce, por primera vez, a la dehesa como un ecosistema particular dentro del monte mediterráneo. Pues bien, cinco años después seguimos en el mismo sitio. La dotación económica para la recuperación de este paraje tan natural e importante desde el punto de vista agropecuario y medioambiental es mínima. Vamos, que no se cuenta con ninguna aportación, porque para contar con un presupuesto es necesario primero elaborar un Plan Director de la Gestión de la Ley de la Dehesa y después llevar a cabo las gestiones integrales en la dehesa. Pero han pasado cinco años y todavía no se ha cerrado nada. Mientras, cada mes y cada año que pasa se siguen muriendo encinas y alcornoques en el campo por culpa de la seca.

P.- ¿Cuántos árboles pueden estar afectados?

R.- Según los datos oficiales que disponemos, cada año desaparecen en Huelva, por corta de árboles afectados, algo más de 600 hectáreas de dehesa.

P.- ¿Y cómo repercute esta merma en el sector cárnico?

R.- Cada encina que se pierde son cero arrobas de reposición en el cerdo ibérico y aunque se ha llevado a cabo un gran trabajo de reforestación en la provincia de Huelva desde 1992 –unas 70.000 hectáreas-, para que esos nuevos árboles comiencen a producir tienen que pasar varias décadas. Lo que está demostrado es que el número de cerdos ibéricos de bellota va reduciéndose conforme se van perdiendo hectáreas de dehesa.

P.- Da la sensación que la administración competente ha actuado de distinta forma para contrarrestar los daños de otras plagas, como por ejemplo la de la ‘lengua azul’…

R.- Sí, pero en este caso, la reacción es rápida porque la orden viene desde Bruselas, y las medidas que se aplican en Huelva son distintas en Extremadura y el resto del país. La ‘lengua azul’ es una enfermedad administrativa y absolutamente inocua para el ser humano. La ‘lengua azul’, que es un resfriado un poquito extremo, ha estado presente en la cabaña ganadera desde siempre. La mayor parte de las explotaciones ovinas de la provincia han desaparecido en los últimos años no por los efectos de la ‘lengua azul’, sino por el impacto que ha supuesto llevar a cabo todas esas campañas de vacunación. Se han tenido que bloquear los rebaños y las vacunas han provocado abortos en las ovejas. Nos hemos quedado con el 50% de la cabaña ovina en la provincia por una enfermedad administrativa.

P.- Como presidente de la organización agraria y ganadera en Huelva, ¿cómo valoras las nuevas ayudas de la PAC para el periodo 2015-2020?

R.- Aunque hasta el año que viene no vamos a saber de qué va, lo evidente es que hay un recorte. Pero cualquier persona sensata, cualquier agricultor sabía cuando entramos en la Unión Europea y empezamos a recibir las ayudas que éstas no iban a ser vitalicias ni permanentes. No obstante, a los que dicen que son subvenciones, les tengo que aclarar que la agricultura no está subvencionada. A nosotros lo que nos paga la UE es la diferencia de renta que tiene el agricultor español con el europeo. Necesitábamos ponernos al mismo nivel que el resto de los ciudadanos comunitarios. Ahora es cierto que estas ayudas van decreciendo, pero precisamente por eso, porque se concedían para modernizar los cultivos, las infraestructuras y los materiales necesarios para poder innovar en esta parcela.

P.- Pero parece que el recorte mayor se producirá en Andalucía…

R.- Cada vez que se produce una reforma de la Política Agraria Común (PAC) se produce un recorte en las ayudas y quizás en esta ocasión no resulte más traumática porque en esta ocasión ha permanecido más tiempo abierto el proceso de negociación. Yo creo que los acuerdos alcanzados se han logrado de la mejor forma posible, teniendo en cuenta que se han incorporado un paquete importante de países del Este europeo, con tradición agrícola y, sobre todo, cerealista. Lamentablemente los países del Norte de Europa tienen más poder que los del Mediterráneo. En este sentido, nosotros siempre hemos defendido que el reparto debe ser proporcional a la capacidad productiva. La agricultura es un sector profesional y al que hay que primar es al profesional de la agricultura. Lo que ocurre es que Andalucía es la principal productora agraria, en términos generales, de Europa, y, claro, cuando hay que reducir las ayudas no le puedes quitar uno al que tiene cinco y uno al que tiene veinticinco; al que tiene 25 le tienes que dar el bocado más grande. Por eso a nosotros nos resulta más escandalosa la cifra inicial que se baraja. No obstante, tenemos que esperar hasta el año que viene para ver cómo nos afecta exactamente la nueva PAC.

P.- A finales de julio, Asaja-Huelva celebrará su asamblea anual, ¿qué sensaciones e inquietudes le va a transmitir usted a los socios de su organización?

R.- Que la agricultura de Huelva tiene mucho futuro siempre y cuando logremos profesionalizarla. Y que tenemos que ser más reivindicativos y absolutamente independientes, porque seguimos dependiendo de las administraciones y de los políticos. De igual forma, tenemos que seguir trabajando en algo fundamental para el futuro y la viabilidad de la agricultura, como es facilitar el proceso de regeneración y el relevo generacional en este sector.

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