El futuro reglamento de agricultura ecológica: ¿Abocado al fracaso?
La propuesta sobre el nuevo reglamento de producción ecológica presentado por la Comisión Europea (CE) en verano de 2014 no logra cosechar consensos, con unas divergencias que han quedado patentes en el Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) celebrado esta semana.
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El sector orgánico ha aventurado que puede terminar escondida en un cajón, ya que a su juicio no se ha tenido en cuenta su opinión y, desde sus inicios, ha sido ampliamente cuestionada por los Estados miembros.
La presidencia letona de turno de la Unión Europea (UE) ha pospuesto la discusión al Consejo de junio, en Luxemburgo, para dar más tiempo de reflexión a los países y tratar así de llegar a un acuerdo sobre las futuras normas para la agricultura ecológica.
Sin embargo, la Comisión ya ha anunciado que retirará la propuesta si es imposible arrancar un acuerdo en dicha reunión.
Hecho que aplaudiría el sector español, a pesar del tiempo invertido en mejorar una propuesta que «se inició con mal pie» porque no se consensuó, según la secretaria general de la Asociación Vida Sana, Montse Escutia.
«Nuestra apuesta es que se retire», señala el coordinador técnico de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE), Víctor Gonzálvez, ya que «no era necesaria una reforma total y completa, no demandada por el conjunto de la agricultura ecológica».
Desde Intereco, que agrupa a las Autoridades Públicas de Control, recuerdan que la propuesta inicial suprimía las explotaciones mixtas, eliminaba el reconocimiento retroactivo del periodo de conversión, proponía fijar límites de residuos de fitosanitarios, simplificaba las normas de importación de terceros países…
Puntos que consideran hacían de todo menos apoyar el desarrollo del sector y le creaban una gran incertidumbre.
Sobre algunas de estas medidas hubo un principio de acuerdo en el último semestre bajo la presidencia italiana, que, a grosso modo, venía a mantener lo que ya había sobre las explotaciones mixtas, el etiquetado de los productos en conversión, el uso de preparados biodinámicos o el pastoreo en tierras comunales.
Sin embargo, el tema de las importaciones, los controles de las explotaciones y la fijación de un umbral de restos de pesticidas en los alimentos bio son los grandes escollos a salvar y sobre los que no parece que haya un acuerdo inminente.
A pesar de que el documento inicial ha sido mejorado sensiblemente, gracias a los esfuerzos del Consejo y de la presidencia letona, en realidad el actual texto de compromiso no aporta valor añadido respecto a la regulación en vigor, según Ifoam, la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Ecológica, por lo que se preguntan sobre la utilidad del cambio.
El presidente de la Federación de Empresas Española de Productos Ecológicos (Fepeco), Juan Antonio Caballero, cree que hay muchas incongruencias, que incluso atentaban contra los principios de la agricultura ecológica y critica que a los productos importados no se les exija los mismos requisitos que los producidos en la UE.
La Federación Europea de la Industria de Alimentos, Agricultura y Turismo (Effat) ha pedido que «no se ponga en riesgo» la agricultura ecológica «por una propuesta poco realista», ya que es uno de los pocos sectores agroalimentarios que registra tasas de crecimiento.
Por su parte, el Copa-Cogeca, que aglutina a las cooperativas y organizaciones agrarias europeas, insiste en que cualquier cambio normativo debe ir encaminado a asegurar que los más de 250.000 agricultores biológicos comunitarios puedan vivir dignamente.
Abogan por no eliminar y mantener los controles anuales a las explotaciones, porque esta es la base de la confianza de los consumidores en los alimentos bio.
En las próximas semanas el conjunto del sector estará a la expectativa de qué pasará con la futura regulación comunitaria de producción orgánica… si es que se llega a poner en marcha.